Mostrando entradas con la etiqueta JOSE TOBY ALVARADO. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta JOSE TOBY ALVARADO. Mostrar todas las entradas

jueves, 7 de febrero de 2008

CRÓNICA DE UN SPORT BAR CASERO/ Toby Alvarado desde Miami

Jose Rafael Alvarado Ruiz

Cibertoby@comcast.net

Desde hace una semana se me metió en la cabeza la celebración en familia de ese acontecimiento deportivo nacional del football americano, que llaman el Superbowl, esto seria una experiencia mas de las buenas, regulares y malas, por las que uno pasa en este generoso país y como en cualquier lugar, habitado por seres humanos.

Una de las cosas que se debe hacer es seleccionar un menú para la ocasión y, como primero muertos que sencillos, nos decidimos por un pato al estilo pequines, pero servido con dos salsas una de naranja y otra Hoisin.

Acompañado por las respectivas panquecas, y una ensalada de brotes de de soya, cebollin, pepinos, ajíes chinos, aderezada con soya, aceite de ajonjolí, limón y miel. Y para una de nuestras hijas que no come carnes de aves o mamíferos, pues le hicimos un tuna pataki, con su respectivo aderezo en base a salsa de Soya, limón, salsa de maní, y picante.

Toda esta para fernalia la comenzamos a hacer desde las ocho de la mañana, porque el pato lo tienes que dejar colgado después de sumergirlo por treinta minutos en agua hirviendo, durante mínimo seis horas, antes de hornearlo.

Todo sea por este momento, de armonía familiar y nacional en torno a un juego, al que confieso invite por puro interés a nuestro hijo y una amiga, porque supuestamente sabe más de las reglas de este juego que yo. Que tan solo distingo en el, un caótico enfrentamiento, parecido a las coñazas colectivas entre patoteros, que protagonizamos en los sesenta, en Caracas, Venezuela.

Llego la hora del inicio del partido y yo aun estaba terminando de hacer las panquecas, asistido por mi esposa, perdiéndome gran parte del inicio del espectáculo y del primer tiempo, que incluye a los comerciales de televisión, que para un viejo publicista como yo, sencillamente son un placer contemplar, estas memorables piezas publicitarias.

Una vez instalados frente a nuestro televisor de no se cuantas pulgadas, mi hijo y yo, con cerveza holandesa en mano, (ya les dije que no somos sencillos) , y mi mujer, nuestra hija y la invitada con su copa de vino, por fin nos acomodamos para degustar nuestra primera cena Superbowll.

Al sentarme a comer en la incomodidad de nuestro family room, algo que no es hamburguesas y perro calientes, que son fáciles de manipular, la mesita del family se nos hizo pequeña, para la caótica escena de hambre colectiva, que sucedió a la larga espera por este condumio y por lo cual me perdí de una buena parte del segundo tiempo de partido, tratando de comer con palitos de la manera mas digna posible delante de la visita.

Ya en el tercer tiempo, y todo estabilizado y servido cada quien en sus platos, nuestra hija que desde que llego a este país, no hace mas que quejarse y rechazar todo lo que le huele a cultura nacional norteamericana, comenzó a tirarle dardos venenosos a nuestra iniciativa, burlándose de la vestimenta de los jugadores, del juego, del espectáculo, de los comerciales, hasta que apareció Tom Brady en escena, que levanto una ola, de las mujeres en la sala de mi casa, arrancando comentarios, que ruborizaban hasta a un viejo como yo, que cree haber visto tanta agua correr bajo los puentes.

En el cuarto y ultimo tiempo, y después de varias copas de un caldo adecuado para la ocasión, mi esposa que observaba el partido, comentaba cada vez con mas insistencia que no entendía un coño y le preguntaba al hijo por que carajo en vez de lanzarse hacia el lado donde había menos jugadores contrarios, para avanzar mas, se lanzaba de frente contra una pared humana.

El hijo con mucha paciencia, trataba de explicarle que era cuestión de estrategias de juego, etc. pero ella insistía, “como se va a llamar football un juego donde lo que menos se hace es patear la pelota, nuestro football es mas fácil de entender, es mas emocionante y mas dinámico”.

A todas estas, mis comentarios se centraban en el espectáculo, una transmisión en vivo y en directo, de una película de acción, a la que a tan solo le falta un romance mas explicito, que las arengas de las fanáticas del QB, de los patriotas de Nueva Inglaterra, en la sala de mi casa.

En la medida que se aproximaba el final, y ya cansado del fastidio de nuestros comentarios y preguntadera, nuestro hijo, para cortarnos en seco, nos dice, “Ese juego es muy complicado, yo no entiendo mucho todavía las reglas, además es la ultima vez que veo un partido, de lo que sea, con ustedes”, mientras yo miraba mi inversión de tiempo y dinero, en comida y cervezas holandesas, como perdidas.

A todas estas, mi mujer después de un tenso silencio cuando los gigantes se fueron arriba, se pone eufórica porque los patriotas del papa chongo de Braydi recuperaron la delantera y en tono subido, desdiciéndose nos dice a todos, ¡déjense de vainas, este juego es más emocionante que el carajo!

Al pasar lo que paso, la fanaticada de los patriotas o mejor dicho de Tom Brady hizo silencio… ¡que momento caballeros!, y a mi mujer lo único que le importaba era la carita de tristeza del papachongo y yo allí, estoico recibiendo aquel aguacerito, y sin poder quejarme, fue su dulce venganza, por los comentarios que yo siempre hago, cuando vemos una película y aparece cualquier actriz del pasado o del presente, y yo afirmo pero inofensivamente, que ella fue o es mi novia.

Y para colmo todos se levantaron al terminar el partido, se fueron y me dejaron a mi, cual empleado de estadium, recogiendo el caos dejado en la sala y la cocina por la fanaticada, como para que disfrutara yo solito el triunfo de los míos.

Menos mal que no les gusto este juego, el próximo año me voy solo a un Sport Bar, a comer papitas, maní y tostones.

sábado, 15 de septiembre de 2007

AMORES DE BAR O EL BAR DE MIS AMORES / Toby (José Alvarado)

( VIENE :Crónicas bohemias de Caracas, desde Miami y V, FINAL) Los levantes de bares son maravillosos. Desde la barra, uno voltea hacia la puerta por instinto apenas sientes su rechinar; a las damas se les sigue con la mirada desde sus pies hasta detenerse en sus ojos. La centella puede ser instantánea o simplemente una decepción, si hay raport, empieza un juego de seducción maravilloso, donde los amigos, mesoneros o barmen pueden jugar un magnifico papel a favor. Cualquier solicitud de la dama, como encenderle el cigarrillo o recomendarle algún plato de la casa, será satisfecha de inmediato. Pero lo máximo es cuando ya tú has logrado su atención y estás a punto de decirle “ríndete que estas rodeada”, y hace su entrada Florindo, con su paquete de flores detalladas, y con su complicidad de siempre nos dice: “Poeta, a este hermoso momento le hace falta un detalle”, y uno no puede hacer otra cosa que pagarle y agradecerle su sentido de la oportunidad.

Lo que no es recomendable, según lo que me cuentan, es casarse con este tipo de levante porque después viven reclamándote tus preferencias etílicas y las junticas, como si las hubieras conocido en una biblioteca.

Hay un cuento maravilloso de un poeta que se levantó a una señora en una barra y acordaron seguir la rochelita en la casa de la dama. La noche fue realmente apoteósica y el hombre hasta empezó a ver el apartamento como solución habitacional. Después del baño matutino ella le presta un albornoz de paño. Peinándose frente al espejo, se dio cuenta que del lado izquierdo de la bata había un escudo que pensó era de algún hotel, y extendiéndolo pudo leer con claridad: "El honor es su divisa"; el desayuno se le quedó frío a la señora del G.N.: los placeres también tienen sus riesgos.

Y dígame el cuento de los dos poetas que se levantan a dos muchachas que venían del interior a presentar un examen de libre escolaridad de sexto grado, aquí en la ciudad capital, y aterrizaron sedientas por una cervecitas, con sus ataditos de ropa, en la barra donde estos dos galanes tenían su coto de caza. Las damiselas cedieron a sus insinuaciones y terminaron en el apartamento de uno de ellos, quienes al día siguiente consiguieron una nota pegada en la nevera que decía “tuvimos que salir muy temprano a presentar el examen, les dejamos unas arepitas listas para hornear y unas caraoticas sofritas de lata que conseguimos en la nevera; por cierto, no compren más esa marca “Beluga”, son muy chiquitas y saladas, gracias por todo”. Como verán, tampoco es que es muy fácil la vida bohemia.

Desde un lugar en la barra

Seguiremos disfrutando de esta despreocupada sabrosura desde un lugar en la barra, donde todo pasa y nada queda. Por cierto, sírveme otro que estoy seco.

Y para terminar: hay una máxima del difunto Marcelino Madriz, que recomienda romper los baucheres después de cancelar la cuenta, porque un borracho no puede amanecer con la conciencia en el bolsillo. ¡Salud! ( FIN)

Los sitios de Toby:

Fundación Yara http://fundacionyara.spaces.live.com/personalspace.aspx?_c02_owner=1 Cibertobyopina http://cibertobyopina.spaces.live.com/PersonalSpace.aspx?_c02_owner=1

miércoles, 12 de septiembre de 2007

DE EBRIOS Y SUS DELIRIOS / Toby (José Alvarado)


( Crónicas bohemias de Caracas, desde Miami, V ) No hay paisaje humano más delicioso para un borracho pasivo, que contemplar desde su rincón favorito de la barra toda esa cosmogonía que es un bar, por ejemplo, las mesas de los funcionarios públicos, intermediarios (suerte de comisionados de enlace) y empresarios. En ellas se brinda con etiqueta dieciocho años y/o, dependiendo de la magnitud del guiso, y se hacen brindis con frecuencia y se improvisan aduladores discursos de la gestión del gobierno de turno y cuando van por la segunda botella comienzan a mandarle tragos a la mesa donde está un grupo de señoras de copetes enlacados con pinta de abogadas. Por lo general el primero que se va es el funcionario, quedándose el intermediario, quien le cuenta al empresario los detalles de lo conversado con el hombre, mientras el empresario estuvo en el baño. Este último es, por cierto, el pitcher de los nueve innings, quien tira sobre la cuenta su tarjeta mientras el intermediario le palmea el hombro con unas palabras halagadoras sobre la inversión que acaba de realizar.

Hay unas mesas que son una mezcla de viudas de la renovación universitaria con damas antañonas, donde los temas son variados: literatura, tratamientos para los achaques, las nueras o yernos, los nietos, los coños de madres de los hombres que son todos iguales. Y, cuando están más exaltadas y alegres, por lo general el tema es una cirugía plástica exitosa o una demanda de divorcio triunfal, que le quitó hasta la manera de caminar al “hombrecito ese”.

Hay las parejas de enamorados que asisten por recomendación de un amigo a degustarse el plato insignia de la cocina, y si el tipo o la dama están buenos inmediatamente levantan comentarios en la barra: “esa señora se podrá salvar hoy de una picada de culebra, pero no hay una mujer que resista una cena, un buen vino y ese cotorrón que le tiene ese hombre en la pata de la oreja. Esa señora, además, tiene cara de que le encanta la fritura” (jamás he sabido porque la llaman así). A todas éstas, en la mesa de las brujas, se preguntan si aquel muchacho no es muy joven para ella.

Pero lo mejor son los denominados u autodenominados poetas, esa es la raza superior de un bar, los de cincuenta y cinco para arriba son un anecdotario viviente, la propia tradición oral de los bares, algunos han hecho de sus dotes juglares verdaderas instituciones que les permiten llegar a las tres e irse rascados a las nueve sin cancelar un centavo. Cuenta un poeta que uno de estos personajes que siempre martillan, un día se le acercó en la barra, y precedido de una declamación solemne sobre sus virtudes humanas e intelectuales, le anunció que le brindaría un whisky. El poeta, abrumado por tal acontecimiento, no sabia si beberse el trago o mandarlo a montar.

Los pintores son los más locuaces, llegan con sus obras y piden una cerveza mientras la barra se convierte en una sala de exposiciones donde las obras deambulan de mano en mano, todo el mundo pregunta precios entre observaciones y comparaciones sobre la alta cotización de las obras. El pintor, a todas éstas, ya va por el cuarto whisky y la subasta se empieza a convertir en un ventorrillo. El pintor le dice: “dame diez lucas y bríndame otro para que le llegues a tu mujer con ese regalo”. A las doce te lo consigues haciendo dibujos sobre manteles y servilletas en avanzado estado de ebriedad, diciéndole a un poeta: “tú sales a vender un poema y nadie te da nada por él, a mí siempre me compran mis obras”.

Otros personajes son los poetas cultos, vividos, arruinados y con una pequeña obra que reivindican a cada momento, rememorando sus glorias pasadas y sobre todo sus días de bonanza cuando viajaban forrados de dólares o vivían en Europa a costa del Estado (del que siempre han hablado mal y del que hoy más que nunca se les escucha despotricar), sobre el abandono de la cultura, y pontificar sobre el futuro incierto de sus hijos, de los que no se ocuparon sino en pensamiento. Hay otra categoría de poetas y creadores jóvenes que son la versión de la generación X de la cultura, que están tan atosigados de libros que de tanto citar a otros se han olvidado de citarse a sí mismos.

Los mas cotizados son los pitchers, sobre todo aquellos a quienes les encanta lanzar un juego completo, por lo general son profesionales exitosos que gustan de rodearse de la atmósfera bohemia que los ayuda a desestresarse de sus exigentes actividades, son personajes por lo general bien informados, cultos y de muy buen sentido del humor, disfrutando de buena gana de cada una de las ocurrencias y comentarios de los poetas invitados a su mesa.

Cuenta uno de estos poetas que en un sueño se le aparecieron los difuntos Cabrujas y Héctor Mayerston invitándole a tomar un trago de whiskies y él les decía: “no gracias poetas, a mí me gustan más los whiskies sietemesinos que me tomo en los bares de Sabana Grande”.

Creo que el común de la gente no tiene idea de la calidad humana e intelectual de ese grupo de profesionales y poetas que deambulan por los bares de Sabana Grande, quizá lo único que podríamos reclamarles es su exceso de sibaritismo, en detrimento de su producción intelectual, pero es demasiado sabroso hacer literatura oral campaneando un trago. (Continuará)

Los sitios de Toby:

Fundación Yara http://fundacionyara.spaces.live.com/personalspace.aspx?_c02_owner=1 Cibertobyopina http://cibertobyopina.spaces.live.com/PersonalSpace.aspx?_c02_owner=1

domingo, 9 de septiembre de 2007

LOS DUEÑOS DE LOS BARES/ Toby ( José Alvarado)


( VIENE :Crónicas bohemias de Caracas, desde Miami IV) Estos son unos personajes que, para mí, han sido bastante distantes, a lo mejor porque soy asiduo por lo general del mismo bar y eso los pone en guardia por aquello de que en cualquier momento uno les puede meter una firma y de allí en adelante agarrarlos de sopa, sin embargo nos hemos topado con brindones y hasta con bebedores, los propios zamuros cuidando carne, como el caso de un tipo que heredó de su padre un bar de Sabana Grande y se encerró a tomarse toda su existencia, que al terminarsele lo cerró y más nunca se supo de él, o el caso de una señora dueña de un restaurante, a quien los poetas de la zona la enseñaron a meterse perico a su avanzada edad y, como suele suceder con esos encuentros tardíos, se volvió como loca y el negocio se vino a menos. (Continuará)

Los sitios de Toby:

Fundación Yara http://fundacionyara.spaces.live.com/personalspace.aspx?_c02_owner=1

Cibertobyopina http://cibertobyopina.spaces.live.com/PersonalSpace.aspx?_c02_owner=1


jueves, 6 de septiembre de 2007

LOS BARMAN Y MESONEROS/ Toby (José Alvarado)


( VIENE :Crónicas bohemias de Caracas, desde Miami III) Estos son unos personajes que varían de acuerdo a la manera como los trates y sobre todo de la propina que acostumbres a darles. Hay los que son amables, pero estrictos a la hora de servir el trago, y otros que son una manguangua y te sirven tragos que no anotan en la cuenta; los peores son los que te sirven mucho cuando pides una botella y poco cuando pides un trago. También tenemos de los que te sirven pasapalos, que hoy en día son un fenómeno, aunque lo que está de moda son unas empanaditas que nunca hemos podido saber de qué están rellenas (me imagino que de un guiso de “vente-tú”)


Extraño al barman conversador, no al hablador de paja, sino el informado de su ámbito, vecindario, ciudad, país y hasta del mundo. Mira a sus clientes con la agudeza del Dr. Sigmund y hasta receta curas para las dolencias típicas del borracho: gota, migraña, acidez estomacal, palpitaciones, tos del fumador, teleles, curdas precoces, etc.

Era el tipo de barman que venía de las trincheras de la guerra civil española o de las catacumbas morales del franquismo o simplemente eran aborígenes con kilómetros de noche y burdel. (Continuará)

Los sitios de Toby:

Fundación Yara http://fundacionyara.spaces.live.com/personalspace.aspx?_c02_owner=1
Cibertobyopina
http://cibertobyopina.spaces.live.com/PersonalSpace.aspx?_c02_owner=1

lunes, 3 de septiembre de 2007

LOS PORTEROS Y PARQUEROS / Toby (José Alvarado)

( Crónicas bohemias de Caracas, desde Miami, II ) Estos trabajadores son personajes de gran utilidad, no tanto cuando te saludan y te abren la puerta o cuando están pendientes de la dama que uno espera, para cancelarles el taxi con los cobres que les asignamos, sino, cuando uno se va en lamentable estado de ebriedad e inquiere desesperado ubicación, ya sea avenida, ciudad o país y solicita un medio de transporte adecuado para llegar a su casa, o cuando nos ayudan a que las llaves del carro entren correctamente en la cerradura.

Me contaba un taxista que una vez unos porteros lo detuvieron para que llevara a un Doctor ex Alto Personero de la Cuarta República, y al instante salieron del bar dos mesoneros cargando con el hombre y se lo acostaron en el asiento trasero. Al llegar a la dirección que le habían proporcionado por escrito el portero, el taxista despertó al doctor diciéndole “¡ya llegó, mi dóctor, son seis mil!” El hombre, con los motores embanderados, sacó de su cartera una tarjeta y le balbució que pasara mañana por su bufete a cobrar, y el taxista encolerizado, lo regresó a la zona de los bares, pero con tan mala suerte para el Doctor, que se lo entregó a los porteros de otro bar, que no sabían qué hacer con ese bacalao. (Continuará)

Los sitios de Toby:

Fundación Yara http://fundacionyara.spaces.live.com/personalspace.aspx?_c02_owner=1

Cibertobyopina http://cibertobyopina.spaces.live.com/PersonalSpace.aspx?_c02_owner=1


miércoles, 29 de agosto de 2007

LA PRIMERA VEZ DE TOBY / José Alvarado (Toby)

( Crónicas bohemias de Caracas, desde Miami ) Soy el menor de siete hermanos, tres hembras y cuatro varones de los cuales yo soy el maraco, o sea el más pequeño y el más distante generacionalmente hablando por la diferencia de edad que me separa, sobre todo, de mis hermanos mayores.

Mi primera relación con una barra en un bar caraqueño, fue cuando cumplí dieciocho años. Mis hermanos, quienes se habían estrenado en la sexualidad con las prostitutas de los años cincuenta, que según cuentan eran tan buenas que hasta se enamoraban, quisieron regalarme en mi emblemático cumpleaños una noche de farra en uno de esos botiquines de luz roja de Sabana Grande.

Con la delicadeza que correspondía a unos instructores curtidos en esos ambientes, me daban indicaciones sobre cómo detectar el momento en que el próximo trago te puede dejar noqueado en la barra y cómo jamás debes sentarte de espaldas a la puerta del bar, aderezadas con un “mírale el traserote que tiene esa mesonera”, cosa que me extrañaba mucho porque de todas las mesoneras que había, sólo querían llamar mi atención sobre aquella señora trajeada con un vestido muy escotado de satén rojo, quien cada vez que yo chequeaba la acotación de mis hermanos, me tiraba besos y me hacía ojitos.

Al cuarto whisky, desinhibido por tanta confianza y comunicación fraternal, les confesé a mis hermanos que yo fumaba mariguana desde los quince y que me encantaba hacer el amor con mis compañeras de clases bajo sus efectos mientras escuchábamos rocanrol, y que además había tenido varios encuentros sexuales durante las vacaciones familiares con algunas primas.

A mis hermanos, lo único que les quedó fue decirme, en un tono de reclamo: “¿tu no sabes que fumar esa vaina es ilegal?

Años después me confesaron haberse cortado todos por mi precocidad sexual y yo les dije que no era una virtud personal, sino de la década de los sesenta. De todas maneras el contrato de la señora de satén rojo no se perdió, al sexto trago la sensualidad de su voluptuosidad de vedette de cine mexicano, enmascarada en las tinieblas rojiazuladas, levantó la insaciable sed de mis dieciocho años.

Realmente me hice asiduo visitante de bares desde que me divorcié la segunda vez, agarré un barranco de año y medio bebiendo de lunes a viernes ron con aguaquina y escuchando al final de la pea salsa en el Maní o en el Tío Pepe, hasta que un buen amigo, de quien no recuerdo su rostro por la oscuridad del sitio y por mi estado lamentable, se me acercó y me consoló diciéndome que se había enterado de mi separación y que lamentaba mi tristeza, para después preguntarme ¿Y cuántos años tenían juntos? Yo, casi al borde de las lágrimas y con el mejor de mis lastimeros gestos, le dije “trece años”, lo cual acompañé con un movimiento negativo de mi cabeza que quería significar algo así como toda una vida.

El, reclamándome, me respondió: “pero bueno, es que tú también eres una vaina seria”. Yo lo miraba sorprendido y él termina diciéndome: “tú sabes lo que es tirar con el mismo guevón durante tanto tiempo…¡ponte en su lugar!,” al día siguiente ya no había dolor y aquella aclaratoria tan sólo me había costado el precio del whisky que le brindé.

Ahora los bares se me han convertido en parques de diversiones donde a veces nos provoca la montaña rusa y otras un inofensivo tiovivo, pero la más grande de sus atracciones es su variopinta fauna. (Continuará)



Click aquí