domingo, 27 de marzo de 2011

viernes, 25 de marzo de 2011

MAGGIE,LA ETERNA / Pedro Almodóvar



OBITUARIO: La última de una estirpe de estrellas

24/03/2011 EL PAIS. MADRID

Sabía que no tardaría en ocurrir. Fueron muchos matrimonios, muchas enfermedades y muchas operaciones a las que ha sobrevivido esta mujer esplendorosa.

Desde que Tennessee Williams la escribiera, ha debido haber cientos de Maggie, la gata pero ninguna como la que Elizabeth Taylor interpretó al lado de Paul Newman, dirigida por Richard Brooks. La he visto miles de veces y siempre me ha impactado su fuerza, su belleza, su garra, su humanidad, su pasión, lo bien que le sienta la combinación y su ancestral conocimiento y tolerancia de esa cualidad tan masculina (y femenina) que es la homosexualidad. No es un secreto que Nick, igualmente bordado por Paul Newman, bebía hasta anegarse por el dolor de la muerte de su íntimo amigo (no recuerdo el nombre del personaje) cuya amistad ni el propio autor se atrevió a especificar hasta qué punto era íntima (la moral de la época y del propio Hollywood se lo habrían impedido).

He conocido a muchas estrellas, pero nunca tuve la oportunidad de conocerla a ella. Pero mi dvdteca y mi memoria está llena del arte que nos regaló en sus películas y en su propia vida. Cuando ya no hubo personajes, o no estaban a su altura, en esa industria cegata que ha dilapidado el talento de tantas actrices geniales de más de 40 años, Elizabeth Taylor tuvo lo que Billy Wilder calificaría como un gran tercer acto en su propia vida. Supo llenar el vacío de personajes con el mejor de ellos, el personaje solidario que dedicó los últimos casi 30 años de su vida y la potencia arrolladora de su fama a favor de los enfermos de sida, en un país en el que todavía sigue siendo un estigma. Elizabeth Taylor fue mucho más que una de las mejores actrices americanas desde los años cuarenta hasta los ochenta. La mujer que interpretó como nadie la vulgaridad hortera (Reflejos en un ojo dorado, de Huston, o su mítica ¿Quién teme a Virginia Woolf?) fue también icono de moda, modelo de mujer independiente que no escondía sus pasiones, ingeniosa, vital, inconformista. Una mujer a la que su propia importancia no le impedía poseer algo que pocas actrices guapas poseen: sentido del humor.

Ha muerto una de las actrices más hermosas de la historia del cine. El milagro de los ojos violeta. Mejor dicho, no ha muerto. El cine es eterno. Las películas nos sobrevivirán. Maggie es eterna.

© EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200

jueves, 3 de marzo de 2011

GERTRUDE STEIN, LA GRAN ANFITRIONA LESBIANA / Alberto Rodriguez Barrera



Gertrude Stein fue una escritora americana cuyo estilo de escritura avant-garde y rara apariencia masculina ayudaron a establecerla como una excéntrica. Su casa permanente en Paris, que compartía con su amante, Alice B. Toklas, sirvió como lugar de reunión de artistas expatriados entre las dos Guerras Mundiales.

Aunque nacida en EE UU, vivió sus años tempranos en Viena y Paris. Su espiritualmente débil madre murió cuando Gertrude tenía 14 años, dejando a su tiránico padre para forzarla al estudio de medicina. Él murió tres años después, pero fue una fuerte influencia sobre sus sentimientos hacia los hombres. Escribiría luego: “Los padres son deprimentes.” Estudió Psicología en Radcliff College antes de
entrar en la Escuela de Medicina de Johns Hopkins, donde no logró graduarse cuatro años después cuando fue distraída por su primera relación amorosa lésbica y la subsiguiente lucha interior para aceptar su propia sexualidad.

Stein by Picasso

Se mudó a Paris, viviendo de la herencia de sus padres, compartiendo casa con su hermano Leo, crítico de arte. Compartían la nueva y audaz pintura cubista, con amigos como Picasso, Matisse y Braque de visitantes regulares. Durante este período ella escribió tres libros: QED, escrito en 1903 y no publicado hasta 1950, recuento-catársis de su lucha con el lesbianismo; Tres Vidas, publicado en 1909; y La Hechura de los Americanos (The Making of Americans), escrito entre 1909 y 1911 pero no publicado hasta 1925. Leo se mudó después de una pelea con su hermana, y Alice B. Toklas se mudó con Getrude haciéndose su consejera, protectora y amante durante los próximos 38 años.

Al crecer su reputación literaria, también se incrementó el número de escritores y artistas visitantes (F Scott Firzgerald, Sherwood Anderson, Ernest Hemingway). Su libro más popular fue La Autobiografía de Alice B. Toklas, publicado en 1933. Stein murió en 1946, dejándole todo a Alice, incluyendo la colección de arte hasta 1961, cuando pasó a posesión de la familia Stein y vendida en subasta por $6 millones.

Gertrude iba aceptando sus tendencias lésbicas con su compañera estudiante May Bookslayver, cuya naturaleza apasionada la llevó a otras relaciones, dejando agonizar a Gertrude con su propia sexualidad. No fue sino hasta más tarde, cuando conoció y “se casó” con Alice B. Toklas, que vino a manifestar sus sentimientos hacia las mujeres. “Lentamente llegó a mí que cualquier manera de ser alguien amoroso es interesante y no desagradable para mí.”


Picasso
Stein vivía en Paris presidiendo el gran salón poblado por Picasso y otros pintores de futuro renombre cuando Alice B. Toklas llegó a su vida en el otoño de 1907. Criada en San Francisco, bien educada, estaba de visita en Europa. Fue amor a primera vista para ambas. Además de leer y tipear manuscritos, Toklas comenzó a hacerlo todo, siempre sirviéndole a alguien, perfecta para hacer mandados, objeto pintoresco y silente en el trasfondo. El hermano de Gertrude, Leo, siempre había tenido disgusto al ver cómo “los más débiles pueden esclavizar a los fuertes”, como sucedía con Alice haciéndose indispensable… Y Gertrude cada vez menos inclinada para hacer algo por ella misma. Leo había visto árboles estrangulados por viñas.


Pero la relación era más, y su amor era mutuo. La Stein le propuso matrimonio a Alice: “Interésate por mí,” le urgía, “yo me intereso por ti en toda manera posible. Acaríciame tiernamente y sálvame de alarmas… Cuando todo queda dicho una se casa con la cama.” Alice B. Toklas aceptó y así comenzó una relación de casi marido y mujer, Stein como la proveedora y Toklas atendiendo la casa y las facturas, y manteniendo la vida de Stein suavemente encarrilada. Gertrude mantenía relaciones cercanas con los hombres, pero nunca sexuales. Rechazaba el machismo de Hemingway y sus prejuicios contra las lesbianas… Hemingway dijo de Stein: “Siempre quise cogérmela y ella lo sabía.”


Stein – Hemingway

Su vida con Toklas era feliz y, más allá del lesbianismo, casi conservadora. Ambas eran fieles y amorosas; hay poesía de la Stein que refleja pasión, placer sexual, erotismo entre ambas. Pero en 1946, sufriendo de cáncer, la Stein insistió en cirugía. Al entrar en la sala de operaciones, Gertrude volteó hacia Alice y preguntó: “¿Cuál es la respuesta?” Toklas no respondió. Gertrude asintió y dijo: “En ese caso, ¿cuál es la pregunta?” Fueron sus últimas palabras para su amada. Gertrude Stein murió esa noche bajo anestesia. Murió convencida de ser una genio, una de los tres genios que había conocido, siendo los otros dos Pablo Picasso y Alfred North Whitehead. En un momento había sugerido otro, diciendo: “Einstein fue la mente filosófica creativa del siglo, y yo he sido la mente literaria creativa del siglo.” Alice B. Toklas vivió otros 21 años, con el corazón enfermo y sola. A los 89 años, Alice le dijo simplemente a una amiga: “La echo de menos, aún la echo mucho de menos.”

ANTES DE LA LEY SECA










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GENTE DE BARRA








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