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miércoles, 30 de diciembre de 2009

JACKSON ECOLOGISTA

domingo, 20 de diciembre de 2009

EL BULEVAR DEL FIN / José Pulido



Yo soy el que menos vende, de todos los que venden el fruto del trabajo de tu vientre, Jesús.

Todo lo que empeora se convierte en canto de borrachera vieja, en grima de corazón sin ilusiones. Bluyines y pantaletas, sostenes y correas, yoyos, discos compactos, pintura de uñas, paraguas y pulseras, plástico multiplicado al ritmo de las cucarachas.

Un tiranosaurio rex ha vomitado en la avenida, una máquina invisible ha puesto sus huevos en el bulevar. Almohadas, mentoles, carteras, cosas desbordando

a velocidad de vida y muerte. Como mujeres pariendo y hombres matándose. Lleve sus pañales infinitos, llévese sus niños desechables.

Unos muslos sensuales se asoman y desaparecen

entre los paravanes de la mercancía

hay un rostro maquillado de mujer fatal

abajo siguen los muslos prometiendo sábados

y arriba está la cara comiendo tallarines

yo no quisiera ser tan infeliz

tú tampoco y él menos

ellos son culpables

por ignorantes y por ignorarnos

Por aquí pasó Vicente Gerbasi

Con una guayabera blanca

¿quién es Vicente Gerbasi?

a mí me suena a italiano

los italianos se fueron

de Sabana Grande

Los tubos enrroscados con los tubos

se hincan ortopédicos en el fémur de la sabana

Por aquí aleteó la capa de Pascual Navarro

¿quién es Pascual Navarro?

a mí me suena a brujo

pregúntale dónde tiene la gallina

los pollos están fritos en Sabana Grande

¿Por qué nosotros no tenemos el jardín de los cerezos?

¿por qué no ventean aquí los bosques del Amazonas?

pero hay un panare agachado, un indígena abrumado

La mujer que parece una virgen con el niño

es la indígena abrumada del panare agachado

¿y el río que teníamos? puras sombrillas

No hay espacios para que pase apuradito Salvador Garmendia

el cacique de Barquisimeto, el chamán de Altagracia

Sombrillas y paraguas, frituras extenuantes

Uñas postizas, Alá me ampare y me favorezca

¿qué me importan la ausencia de Rafael José Muñoz y Rafael Cadenas

si una muchacha me tienta altanera con un ramo de lápices?

Agacho la cabeza ante las baratijas

Voy a terminar este informe

Pero seguiré buceando

Debe haber algún tesoro oculto en esta civilización

Pero perlas no hay

jueves, 5 de marzo de 2009

AL VINO/ Jorge Luis Borges



En el bronce de Homero resplandece tu nombre,
negro vino que alegras el corazón del hombre.

Siglos de siglos hace que vas de mano en mano
desde el ritón del griego al cuerno del germano.

En la aurora ya estabas. A las generaciones
les diste en el camino tu fuego y tus leones.

Junto a aquel otro río de noches y de días
corre el tuyo que aclaman amigos y alegrías,

vino que como un Éufrates patriarcal y profundo
vas fluyendo a lo largo de la historia del mundo.

En tu cristal que vive nuestros ojos han visto
una roja metáfora de la sangre de Cristo.

En las arrebatadas estrofas del sufí
eres la cimitarra, la rosa y el rubí.

Que otros en tu Leteo beban un triste olvido;
yo busco en ti las fiestas del fervor compartido.

Sésamo con el cual antiguas noches abro
y en la dura tiniebla, dádiva y candelabro.

Vino del mutuo amor o la roja pelea,
alguna vez te llamaré. Que así sea.

jueves, 10 de julio de 2008

EL PRIMER SUICIDIO ES ÚNICO/Miyó Vestrini


Zanahoria rallada

El primer suicidio es único.
Siempre te preguntan si fue un accidente
o un firme propósito de morir.
Te pasan un tubo por la nariz,
con fuerza,
para que duela
y aprendas a no perturbar al prójimo.
Cuando comienzas a explicar que
la-muerte-en-realidad-te parecía-la-única-salida
o que lo haces
para-joder-a-tu-marido-y-a-tu-familia,
ya te han dado la espalda
y están mirando el tubo transparente
por el que desfila tu última cena.
Apuestan si son fideos o arroz chino.
El médico de guardia se muestra intransigente:
es zanahoria rallada.
Asco, dice la enfermera bembona.
Me despacharon furiosos,
porque ninguno ganó la apuesta.
El suero bajó aprisa
y en diez minutos,
ya estaba de vuelta a casa.
No hubo espacio donde llorar,
ni tiempo para sentir frío y temor.
La gente no se ocupa de la muerte por exceso de amor.
Cosas de niños,
dicen,
como si los niños se suicidaran a diario.
Busqué a Hammett en la página precisa:
nunca diré una palabra sobre tu vida
en ningún libro,
si puedo evitarlo.

De: Miyó Vestrini / Valiente ciudadano, 1994

viernes, 6 de junio de 2008

CREO EN LA VIDA BAJO LA FORMA TERRESTRE/Eugenio Montejo

Creo en la vida bajo la forma
terrestre,
tangible, vagamente redonda,
menos esférica en sus polos,

por todas partes llena de horizontes


Creo en las nubes, en sus páginas
nitidamente escritas,
y en los árboles, sobre todo en el otoño
(A veces creo que soy un árbol)

Creo en la vida como terredad,
como gracia o desgracia.
- Mi mayor deseo fue nacer,
y cada vez aumenta

Creo en la duda agónica de Dios,
es decir, creo que no creo,
aunque de noche, solo,
interrogo a las piedras,
pero no soy ateo de nada
salvo la muerte

viernes, 23 de mayo de 2008

LATIDOS/Alejo Urdaneta


Sólo escuchas

el chocar de las copas,

chirrido de voces y campanas.

Mudo y ciego,

otros perciben tus latidos

en el bullicio.

Sólo tu latido retumba en la pared

y nadie lo atiende aunque redoble

el llamado a la lid.

La luz mueve los rostros

detrás de la cristalería,

multiplica los ecos

de aquel que escucha tu silencio.

Resplandores lo guían

en la selva de botellas,

para que nazca otro.

Y si la luz se apaga,

desaparece el reflejo,

se disipa la otredad.

Queda sólo el visitante.

martes, 15 de enero de 2008

BARES MARINOS/ Fragmentos

1

Me gustan los grandes cargueros parados en las radas

sin inmiscuirse en la vida de la ciudad

y que de noche liberan a los marinos exaltados...


2

Cuando ya había trasegado todo el día treinta toneladas

Cuando ya había amontonado las cajas del tráfico

en depósitos gigantes tendidos a lo largo de los muelles

Cuando ya había agotado las bodegas de los cargueros

Cuando salía de noche por las rejas del portón

Bajaba hacia el barrio caliente y sus mujeres

Hacia los bares abiertos al ocaso de las aguas...

Louis Brauquier

Je connais les îles lointaines

Ed. La Table Ronde

(Traducción de Amelia Hernández)

VINO ALEGRE/ Francisco Massiani


No, Adriano/ ya no podrás hacer barcos de papel/ mojar tu corazón/ enamorado del amor/ enamorado/ de ti/ enamorado de esos versos/ que inventabas/ en alguna barra/ de algún bar/ con tus amigas/ con tus buenos amigos. Ya sólo te queda/ y es mucho/ el saber que tus palabras vuelan al tiempo eterno/ ya te encontrarás con la Mary/ con tu Verónica/ en un abrazo de amor eterno./ Sí: ya no podrás mojar tu corazón/ de vino.
...
La muerte es tan inesperada/ y esperada con angustia/ en el costado izquierdo/ en el corazón/ como el amor./ Se muere un ser querido/ y cojea el alma/ morimos un tanto también/ y nos duele:/ dolor sordo. No, no deberían morir los seres amados./ Nunca. Perdí a mi madre./ Perdí a mi padre./ Perdí a mi compañera, Belén/ y de alguna manera/ perdí a mi país de los magos bondadosos/ de diciembre/ de alguna manera/ a los años irresponsablemente dichosos/ de primera juventud. No: vete de aquí vieja bruja/ y denme de beber vino triste/ para/ que con mi amada/ se torne dulce/ y muerda yo/ la felicidad de vivir/ de amar, amor, de amar, amada mía,/ de amarte.

(Tomado de El Nacional 15/01/2008)


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