
Informo a todos que el día que decidí sacar a Diego de mi lista de contactos de Gmail fui secuestrado por un un episodio de abatimiento culposo.. No es frecuente tener que borrar de la lista a alguien que ha fallecido y cuya dirección ha permanecido allí por más de un año desde su desaparición. La verdad es que no me atrevía a sacarlo, me parecía algo asi como una deslealtad, una mala jugada, y me preocupaba la idea de que pudiera descubrirme y sentirse herido, donde quiera que se encontrara.
Durante todo este tiempo estuve enviandole el blog porque él seguía en el Grupo D en la lista de correo. Pero siempre se me devuelve, como si alguien de un cierto más allá quisiera recordarme que ahora Diego le pertenece y que mis envíos son una impertinencia. La notificación de Failure Delivery, emitida desde desde el Mail Delivery Subsystem , es como una reprimenda, como un reclamo y, en su enmarañada e impenetrable codificación, parece portar más de un mal presagio. A veces advierte: !! The following addresses had permanent fatal errors !! y nos pone a temblar. Pero no es infrecuente encontrarse con admoniciones igualmente sobrenaturales como: User mailbox exceeds allowed size o cuasi-mosaicas como Insufficient permission .
Finalmente me he armado de valor y he borrado a Diego de la lista.No puedo decir que no me costó. Entre otras cosas me produjo un gran sobresalto la ventana de Google que me interrogó fríamente sobre si yo estaba consciente de que si hacía click cuando el cursor estaba sobre la palabra Aceptar Diego iba a ser suprimido , no sólo de la lista de contactos, sino de todos los archivos: de Buzz, de Picasa, de Reader, de Google Chat, de Latitude, de Google Voice, de Google Sync para móviles (iPhone y Android incluidos) y la función de autocompletado de Gmail. Estuve a punto de arrepentirme y me pregunto ahora por qué no lo hice.

De los sentimientos y de los miedos no se ha liberado el muy tecnológico Universo Virtual de Internet . En eso se parece mucho, demasiado, al otro...