lunes, 26 de julio de 2010

GIMLET, UN CÓCTEL DE NOVELA NEGRA / Helena Belmonte


El trago que volvía loco al detective Philip Marlowe lleva ginebra y zumo de lima y se sirve frío como el hielo

Publicado en El País.por HELENA BELMONTE - Barcelona - 23/07/2010

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Gimlet/coctel/novela/negra/elpepucul/20100723elpepucul_11/Tes

Denis Duarte, de riguroso negro y muy serio, prepara el Gimlet de espaldas y con precisión. Con 2/3 de ginebra y 1/3 de jarabe de lima, preferiblemente de la marca Rose's este cóctel se hizo famoso por ser el favorito de Philip Marlowe, el detective creado en 1934 por Raymond Chandler al que dio vida en la gran pantalla Humphrey Bogart.

Ubicada en el número 24 de la calle Rec, en el barrio del Borne de Barcelona, la coctelería Gimlet nació bajo los auspicios de Juan Ramón Falces y Javier de las Muelas en 1979. El segundo abrió su propio local, el Dry Martini y otro Gimlet en la zona alta de la ciudad. Falces se quedó con el original, que esconde, tras las puertas blancas y las cortinas, un viaje a la literatura negra de los años cuarenta.

La barra de madera caoba oscura, la decoración austera y la luz tenue dejan a los cócteles como únicos protagonistas, en especial el elegante Gimlet. "El truco está en servirlo frío como el hielo", explica Denis- que se formó aquí mismo hace cuatro años- agitando enérgicamente el vaso mezclador durante unos diez segundos. "Hay que bebérselo rápido para que no suba de temperatura", indica tras colocarle una guinda verde en el vaso de cóctel previamente enfriado. La mezcla brilla. El zumo de lima azucarado suaviza el trago seco, ácido y penetrante. Para tipos duros.

Suena jazz, como no podía ser de otra manera, y a las siete de la tarde no hay ni un alma en el local. Hacia las ocho empieza a entrar más clientela, gente joven y de aire intelectual que pide un trago antes de cenar en alguno de los restaurantes de moda del barrio del Borne. Por la noche, el pequeño local se llena.

DE AZOTEA EN AZOTEA

El verano en New York ha alcanzado temperaturas que asustan, pero la gran ciudad se defiende, entre otras cosas, abriendose al viento y al fresco de la noche en los topes de los rascacielos.
FranK Bruni, el reportero del New York Times hizo un gran reportaje sobre los bares de las azoteas neoyorkinas, muchas de ellas en los techos de los hoteles y otros con tortuosas y difíciles entradas que requeiren elevadores especiales no siempre muy visibles. Aqui van algunos nombres y la señas para acceder al reportaje. Buen viaje! y Salud!
THE TIPSY DIARIES

Manhattan’s Rooftop Bars: Heaven’s Gates By FRANK BRUNI Published: July 22, 2010 Top of Form

http://www.nytimes.com/2010/07/23/dining/23bruni.html

Shaken or stirred? Red or white? Draft or bottled? For most of the year these are the biggest questions confronting the thirsty New Yorker. And no answer is wrong.

But when the sun is strong and the days are long, an additional, equally important pair of options crops up, and the choice between them can make or break a good night.

Stay down or go up?

I speak of the rooftop bar, an institution with special relevance to New York City, where the roofs are higher, the views longer, the promise grander. In this vertical wonderland it seems only right to ascend.

60 Thompson, a hotel in SoHo
  • Hotel on Rivington, on the Lower East Side,
  • mad46, the bar on top of the Roosevelt Hotel, in Midtown.
  • Salon de Ning at the Peninsula Hotel.
  • rooftop bar at the Gramercy Park Hotel,
  • the Top of the Strand, a relatively new bar on the rooftop of the Strand Hotel
  • Hudson Terrace on the West Side
  • 230 Fifth, both the address for, and name of, a jarringly sprawling deck near Madison Square Park

martes, 20 de julio de 2010

viernes, 16 de julio de 2010

#SINMETRO #SINABA #SINLUZ #SINAGUA......


lunes, 12 de julio de 2010

viernes, 9 de julio de 2010

LA FURIA Y LA PULPOMANÍA


EL PULPO PAÚL Y EL PERIODISMO GILIPOLLAS

http://blogs.elcorreo.com/magonia/2010/7/9/el-pulpo-paul-y-periodismo-gilipollas


martes, 6 de julio de 2010

GANAR LA NOCHE / Antonio López Ortega



Entre el jueves 24 y el domingo 27 de junio, con el sábado como día estelar, se llevó a cabo, por quinto año consecutivo, un evento singular llamado Por el Medio de la Calle. Lo que en sus orígenes fue apenas una calle cerrada, generalmente la Luis Roche, en el tramo que va de la redoma al cruce con la calle de la clínica El Ávila, esta vez fue un área cuadrada que se extendía desde la plaza de Altamira hasta la plaza Bolívar de Chacao.

Las autoridades municipales no previeron que, pese a la significativa extensión, la gente tuviera que caminar casi dándose de codazos, tal sería la afluencia de los rostros multicolores, de todas las edades, que plenaban las calles y aceras. Los pretextos pudieron ser cine al aire libre, conciertos de rock, espectáculos de danza, performances, ambientaciones musicales, intervenciones artísticas, bandas de samba o bandas marciales, si el propósito de fondo se alcanzaba: lograr la recuperación de la noche caraqueña, a salvo del crimen y las desgracias, bajo una propuesta cultural de intercambio, disfrute y libertad poco común en nuestro hostigado espacio de vida.

A su manera, o salvando las distancias, este espacio de apuesta ciudadana quiere emular experiencias ya conocidas en ciudades como París, Madrid o Barcelona, donde La Nuit Blanche o La Noche en Vela permiten una verdadera toma del espacio urbano por expresiones artísticas tan variadas como versátiles.
Las calles y plazas de Chacao podrían ser un tubo de ensayo para soñar en una apuesta mayor
de recorrido, reconocimiento y reconciliación tan necesaria para nuestros amenazados ciudadanos. No la ciudad dividida o parcelada, presa de sus propios miedos, sino la ciudad del reencuentro y la convivencia, capaz de trascender las diferencias de toda índole para reconocer que la circunstancia urbana es común a todos.

Los rostros de la noche del 26, los que se apelmazaban en la plaza de La Castellana para escuchar rock o los que se trepaban por los corredores del Mercado Popular de Chacao, eran sobre todo los de los jóvenes, vestidos de todas las maneras, peinados a la usanza actual o trayendo remembranzas del pasado, tatuados en brazos u hombros, atravesados por anillos en la boca o aros en las cejas.

Los patineteros, los grafiteros, los que sólo escuchaban música electrónica o los que bailaban con los ojos cerrados, eran especies vivas, que salían de la madriguera y mostraban una ciudad desconocida, anhelante, que añora un tratamiento distinto a la humillación y al desplante.

El futuro, finalmente, o la alternativa a lo que nos carcome, apuesta por vías libres, anchas, donde los vehículos no sean el único protagonista y la marginalidad el único asidero. Una manera de romper ataduras, miserias, cárceles móviles. Una manera de apostar a una humanidad de apetitos, deseos, sueños.
Una civilización secreta deambulaba bulliciosa por las calles y se bastaba a sí misma para reconocer que el rostro de la ciudad puede ser otro si sus protagonistas se vuelven conscientes
de lo que diariamente se niegan.

Poco importaban los atajos, las calles sin luz, los pasos estrechos, los botes de basura, si la noche, que es el símbolo mayor de la alteridad, se ganaba a fuerza de empeño y entusiasmo.

Ese rostro lo tuvo Caracas hace apenas unos días y, aunque se trata de algo todavía restringido a una porción de la ciudad, la experiencia nos demuestra que el salto puede darse a mayores en cualquier momento.

La noche puede ser de todos si la suma de almas que la habitan, a fuerza de fraternidad y concordia, irradia suficiente luz.

jueves, 1 de julio de 2010

HERMANO Y SU SECRETO/ Pablo Antillano


(Más fotos del Estreno en http://codigodebarra-fotosymiscelaneas.blogspot.com

Anoche fuimos al estreno de la película de Marcel Rasquin, “Hermano”, que viene de ser triplemente premiada en la más reciente edición del Festival de Cine de Moscú: jurado, crítica y ¡público! Entendimos por qué.

Es una película que se atiene a las convenciones universales de un buen cuento. Dos jóvenes hermanos que viven en un barrio caraqueño emprenden juntos un viaje hacia una meta promisoria: ser seleccionados para jugar en el Caracas Fútbol Club. Desde el principio mismo se nos advierte que entramos en el reino de las Moiras, de los designios de un destino prefigurado, con aliento mítico.

Uno de los hermanos entra en la historia como un recién nacido abandonado en un depósito de basura. Aparece, atravesado por decisión soberana de los dioses, en el camino azaroso de una madre y su pequeño hijo. El uno, Julio, y el expósito, Daniel (Gato), se crían juntos trenzados por el amor maternal y la pasión por el fútbol, pero la travesía hacia su destino final es amenazada e interrumpida por vicisitudes de diversa índole, algunas de ellas insalvables, trágicas.

La narración fluye, pues, sin fisuras, sin dejarse vencer por ningún tipo de ruego, impulsada por el deseo y la destreza de los hermanos pero torturada por las tensiones de la violencia y la necesidad. Ganar al fútbol, entrar en un equipo profesional, significa “salir de la vida”, romper el anillo de la moral delictiva que sujeta cualquier gesto en el barrio, escaparse de las sombras que acechan en las escalinatas, en las pico´e loro, en los “piedreros”, en las armas que sobresalen en los cinturones de los adolescentes. Unos lo lograrán, mientras que otros, dolorosamente, no.

Dos grandes fuerzas opuestas tallan el carácter de los personajes centrales: la venganza y el secreto. Julio, confabulado con mitos arcaicos de la audiencia, desea vengar la muerte de su madre, y en su furia ciega se aleja del fútbol y el anhelo. Gato, en cambio, apuesta a la opción racional, guarda en secreto la identidad del asesino en función de la meta final y para salvaguardar el destino del hermano. Dos claras opciones éticas del mundo moderno.

Frente a esta historia, escrita por él mismo en el molde de la tradición mitológica, Rasquin coloca sus cámaras con ánimo épico y brinda un espectáculo sobrecogedor que por momentos estrangula la respiración del espectador. Los “combates” futbolísticos entre los dos hermanos se desatan en una especie de anfiteatro romano que refuerza el tono de pertenencia a las grandes historias humanas. El montaje del furioso encuentro entre los dos “gladiadores”, así como el de las secuencias de los juegos de fútbol exhiben un virtuosismo cinematográfico que dice mucho de su formación técnica y la de su equipo.

El público que suele ver cine venezolano encontrará aquí nuevas y alentadoras virtudes: un guión riguroso para un cuento bien diseñado, una economía absoluta de secuencias y planos en función de la narración, sin panorámicas del barrio ni regodeo en asuntos secundarios, preeminencia del cuento por encima del discurso sociológico, visión “horizontal” del barrio a pesar de la topografía y las escaleras.

A la verosimilitud de la historia vienen a contribuir un lenguaje coloquial sobrio --- ajeno a los costumbrismos habituales --- y una imaginación cinematográfica que disfruta escenas dramáticas memorables ( escenas familiares con la madre, los hermanos bailando bajo la mirada del corazón de Jesús en el cuarto de la madre asesinada, el joven Gato que llora en el baño , los encontronazos sentimentales entre los hermanos gladiadores, etc.), y frases memorables ( “Ya se está yendo el olor a torta” , en referencia al oficio de repostera de la madre muerta) .

Cuando se puede ver con fruición una película sin baches provoca decir que ha terminado el amateurismo y el autodidactismo que actuaron como potencias hasta hace muy poco en el cine venezolano. Incluso los actores, con poquísimas excepciones, son verosímiles y sus parlamentos tienen credibilidad como en muy pocos casos de nuestra cinematografía.

La coartada final, la manera como Rasquin culmina su película, puede sorprender a muchos a pesar de que sintoniza con secretos deseos de los venezolanos de hoy: logro y esperanza. Uno de los hermanos alcanza la meta en una atmósfera de celebración y fuegos artificiales. El precio sin embargo se muestra desmesurado: el logro adviene preñado de dolor, de sacrificio, de un alto costo sentimental y simbólico. El episodio evoca el mito de Castor y Polux, uno mortal y otro inmortal, fundidos tras la muerte de Castor en una sóla entidad de terneza y gloria.

DARÍO LANCINI O LOOS JUEGOS VERBALES / Reinaldo Chaviel.



Oirá débil: sería EPOC.

Cope aires. Libe Dario

Eduardo Sanoja

El sábado 19 de junio de este año, partió el poeta y pintor Dario Lancini (1932-2010); uno de los caballeros miembro fundador de la “Tabla Redonda” (1959), grupo este, que esgrimió una clara y sólida conciencia política, en apoyo al movimiento de la lucha armada en Venezuela contra el gobierno de Rómulo Betancourt; además de Lancini pertenecieron también este movimiento: Jesús Sanoja Hernández, Manuel Caballero, Oswaldo Barreto, Rafael Cadenas, Arnaldo Acosta Bello, Jesús Enrique Guédez, Ángel Eduardo Acevedo y José Barroeta.

De todos estos intelectuales que hicieron vida en la “Tabla Redonda” la obra de Dario Lancini es la más breve y solitaria , un sólo libro editado, “Oiradario”(1975).

Este poeta forma parte sin lugar a dudas de los raros de la poesía escrita en el país, esto se debe a lo insólito de su que hacer poético a su breve y extraña obra.

El bardo se dedicó a realizar una urdimbre de versos, una alucinante y lúcida red. Como un puber. poseido por la magia logra a tráves de sus palíndromos, que son versos que leidos de izquierda a derecha y de dercha a izquierda dicen lo mismo, conformar textos verdaderamente asombrosos, hilarantes, y en esa filigrama verbal del autor el lector descubre verdaderas joyas poéticas.

Este tejido textual que es un juguete en las manos del autor, se supone agotador, extenuante, más el poeta simpre intuyó que su trabajo no era en vano si llega a lograr que el lector se haga su complice, se meta en su propuesta y participe activamente, en el juego y llegue a descubrir una madeja de versos colmada de candor, gracia y encantamientos insospechados.

Leamos algunos poemas de su libro OIRADARIO.

ODA

ROMÁN.- En amoroso lecho,

honorable dama, hoy os ama

Román enamorado.

TERESA.- Seré toda, Román,

en amor, ama soy. ¡Oh, amad!

EL BARÓN.- ¡Oh! ¡Oh, celoso!

Román enamorado!

AMOR AZUL

Ramera, de todo te di.

Mariposa colosal, sí,

yo de todo te di.

Poda la rosa, venos.

El átomo como tal

es un evasor alado.

Pide, todo te doy: isla,

sol, ocaso, pirámide.

Todo te daré: mar, luz aroma.

EL RÍO

Asoma venus.

Osiris, ¡oh¡

Asegura la

balsa

río Elba

fénix inefable

oirás

la balada.

Ruges,!ah¡

Osiris nos une.

Vamos a oírle.

SAETAS

Al no reírnos oh,

Camacho oirá en

la boda devorar

a su amada.

Droga le dieron.

No reí de la gorda

dama; usa raro

vedado balneario.

¡oh, Camacho¡

Sonrieron las ateas.

ADÁN

¿yo soy yo?... Dudo

DIOS:

ah, el ateo paranóico

me emocionará, poeta.

¿Le has oído? Dudó y

yo soy nada.

¡OJO¡

Lenin el ojo rasurada la

barba.

La paloma anida la PAZ.

Era ruso vital. Repuso su redil.

Lenin el ateo pobre

puso su país—URSS—Rusia--, puso

superbo, poeta.

Lenin el líder usó superlativo

su rareza paladina.

Amó la palabra.

Balada rusa: <

el ojo…>>

Oriadario.

Más ese niño mago, alquimista de la palabra no se deja apresar por sus juegos de ingenio y sabiduría, poeta libertario fue capaz de iniciar un nuevo sendero, donde su creatividad y su fina sensibilidad de alquimista de la palabra lo llevó al encuentro de un nuevo juego verbal los textos bifrontes, (textos que comparados textualmente tienen diferente grafía pero igual masa fonética).

He aquí una muestra:

Entrever desaires

Entre verdes aires.

El hacedor mira un ave sin alas timada

Él hace dormir a una vecina lastimada.

Amo el mar y no su eco

Amo el marino sueco.

El poeta deja una obra de la cual se habla en muchos lugares y lenguas del mundo, paradójicamente es acá en Venezuela donde casi no se conoce, corresponde a la crítica y a los lectores descubrir los tesoros de su obra, que ha sido reconocida por escritores de estatura continental como Julio Cortázar y Augusto Monterroso.

Los dejamos con un fragmento de la carta que le dirige Cortázar desde París al poeta Darío Lancini.

“Amigo Darío Lancini, acabo de recibir su maravilloso OIRADARIO. Muchas gracias por esas horas fascinantes que he pasado con su libro [. . . ].

Me ha hecho usted un regalo que no olvidaré nunca. Al mostrarnos así las dos caras del espejo, nos enriquece en poesía, nos entraña aún más en el vértigo de la palabra. Gracias,”

Con un abrazo,

Su amigo

Julio Cortázar.

Reinaldo Chaviel.

Maltiempo Editores


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