jueves, 1 de julio de 2010

DARÍO LANCINI O LOOS JUEGOS VERBALES / Reinaldo Chaviel.



Oirá débil: sería EPOC.

Cope aires. Libe Dario

Eduardo Sanoja

El sábado 19 de junio de este año, partió el poeta y pintor Dario Lancini (1932-2010); uno de los caballeros miembro fundador de la “Tabla Redonda” (1959), grupo este, que esgrimió una clara y sólida conciencia política, en apoyo al movimiento de la lucha armada en Venezuela contra el gobierno de Rómulo Betancourt; además de Lancini pertenecieron también este movimiento: Jesús Sanoja Hernández, Manuel Caballero, Oswaldo Barreto, Rafael Cadenas, Arnaldo Acosta Bello, Jesús Enrique Guédez, Ángel Eduardo Acevedo y José Barroeta.

De todos estos intelectuales que hicieron vida en la “Tabla Redonda” la obra de Dario Lancini es la más breve y solitaria , un sólo libro editado, “Oiradario”(1975).

Este poeta forma parte sin lugar a dudas de los raros de la poesía escrita en el país, esto se debe a lo insólito de su que hacer poético a su breve y extraña obra.

El bardo se dedicó a realizar una urdimbre de versos, una alucinante y lúcida red. Como un puber. poseido por la magia logra a tráves de sus palíndromos, que son versos que leidos de izquierda a derecha y de dercha a izquierda dicen lo mismo, conformar textos verdaderamente asombrosos, hilarantes, y en esa filigrama verbal del autor el lector descubre verdaderas joyas poéticas.

Este tejido textual que es un juguete en las manos del autor, se supone agotador, extenuante, más el poeta simpre intuyó que su trabajo no era en vano si llega a lograr que el lector se haga su complice, se meta en su propuesta y participe activamente, en el juego y llegue a descubrir una madeja de versos colmada de candor, gracia y encantamientos insospechados.

Leamos algunos poemas de su libro OIRADARIO.

ODA

ROMÁN.- En amoroso lecho,

honorable dama, hoy os ama

Román enamorado.

TERESA.- Seré toda, Román,

en amor, ama soy. ¡Oh, amad!

EL BARÓN.- ¡Oh! ¡Oh, celoso!

Román enamorado!

AMOR AZUL

Ramera, de todo te di.

Mariposa colosal, sí,

yo de todo te di.

Poda la rosa, venos.

El átomo como tal

es un evasor alado.

Pide, todo te doy: isla,

sol, ocaso, pirámide.

Todo te daré: mar, luz aroma.

EL RÍO

Asoma venus.

Osiris, ¡oh¡

Asegura la

balsa

río Elba

fénix inefable

oirás

la balada.

Ruges,!ah¡

Osiris nos une.

Vamos a oírle.

SAETAS

Al no reírnos oh,

Camacho oirá en

la boda devorar

a su amada.

Droga le dieron.

No reí de la gorda

dama; usa raro

vedado balneario.

¡oh, Camacho¡

Sonrieron las ateas.

ADÁN

¿yo soy yo?... Dudo

DIOS:

ah, el ateo paranóico

me emocionará, poeta.

¿Le has oído? Dudó y

yo soy nada.

¡OJO¡

Lenin el ojo rasurada la

barba.

La paloma anida la PAZ.

Era ruso vital. Repuso su redil.

Lenin el ateo pobre

puso su país—URSS—Rusia--, puso

superbo, poeta.

Lenin el líder usó superlativo

su rareza paladina.

Amó la palabra.

Balada rusa: <

el ojo…>>

Oriadario.

Más ese niño mago, alquimista de la palabra no se deja apresar por sus juegos de ingenio y sabiduría, poeta libertario fue capaz de iniciar un nuevo sendero, donde su creatividad y su fina sensibilidad de alquimista de la palabra lo llevó al encuentro de un nuevo juego verbal los textos bifrontes, (textos que comparados textualmente tienen diferente grafía pero igual masa fonética).

He aquí una muestra:

Entrever desaires

Entre verdes aires.

El hacedor mira un ave sin alas timada

Él hace dormir a una vecina lastimada.

Amo el mar y no su eco

Amo el marino sueco.

El poeta deja una obra de la cual se habla en muchos lugares y lenguas del mundo, paradójicamente es acá en Venezuela donde casi no se conoce, corresponde a la crítica y a los lectores descubrir los tesoros de su obra, que ha sido reconocida por escritores de estatura continental como Julio Cortázar y Augusto Monterroso.

Los dejamos con un fragmento de la carta que le dirige Cortázar desde París al poeta Darío Lancini.

“Amigo Darío Lancini, acabo de recibir su maravilloso OIRADARIO. Muchas gracias por esas horas fascinantes que he pasado con su libro [. . . ].

Me ha hecho usted un regalo que no olvidaré nunca. Al mostrarnos así las dos caras del espejo, nos enriquece en poesía, nos entraña aún más en el vértigo de la palabra. Gracias,”

Con un abrazo,

Su amigo

Julio Cortázar.

Reinaldo Chaviel.

Maltiempo Editores

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