Mostrando entradas con la etiqueta MANUELITA ZELWER. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta MANUELITA ZELWER. Mostrar todas las entradas

jueves, 21 de enero de 2010

RELATO CARAQUEÑO 2010 (Segunda Parte) / Manuelita Zelwer


VIENE DE RELATO CARAQUEÑO 2010 / Manuelita Zelwer

http://codigodebarra-revista.blogspot.com/2010/01/relato-caraqueno-2010-manuelita-zelwer.html



Traumatólogo llega. Es especialista justamente en pie. Claro que conoce al médico que me operó el pie antes. Revisa. Decide: me entablillará el dedo pequeño-ya una vez había pasado por eso, estando Sara de un año- . La bala o lo que haya sido destruyó parte del hueso, pero queda otra parte. Puede ser que moleste más adelante, dice. No sabe él que a mi ese pie me duele permanentemente...qué es una raya más pa' un tigre...Control el 12. Antibióticos. Comprar una cosa que se llama "bota postoperatoria" o "bota para yeso" o algo así, para caminar después de los 6 días que debo estar con la pata pa'arriba y que se cumplen más o menos el 7 de enero. Artilugio que aún no se ha encontrado; en Locatel sólo hay XL. En otras farmacias ni hay. Ya improvisaré, soy especialista en eso, jaja!!!


¿Que cómo estoy?.Estoy feliz. Esa mierda-perdón- ha podido entrarnos a mi hija o a mi en algún órgano vital y matarnos. Creo que somos muy afortunadas, y que hemos vuelto a nacer. Lo que pasó reafirma mi agradecimiento a la vida. Incluso si hay que amputarme el dedo-y no creo- no pasaría mucho: ¿más o menos para qué se necesita el dedo chiquito del pie? Lo que pasó no me ha producido mayores problemas, porque ya estoy entrenada: tengo una sillita secretarial vieja, cortesía de mi amiga Ángela, con la que me desplazo por casa desde la operación del pie todas las mañanas, cuando aun no puedo apoyar bien. Bueno, pues la sigo usando. Se cómo bañarme. Se cómo desenvolverme en mis rutinas porque ya lo he hecho. Ahora mismo estoy escribiendo sentada de lado a la computadora, con las patas pa'arriba en la silla con ruedas y varios cojines y el tablero en mi amplio regazo, como tuve que atender la tesis de uno de mis estudiantes después de la operación de rodilla

.
Puedo buscar interpretaciones metafísicas a lo ocurrido. Aquí van algunas:
1. me pasó esta morisqueta como para salvaguardarnos, Sara y yo, de algo más grande que nos
pudiera pasar.


2. me pasó esta morisqueta para que en la década que comienza esté agradecida de estar viva, y acepte mis achaques crecientes con filosofía, porque todavía estoy de este lado (donde pretendo seguir jodiendo por algún tiempo aún!!!!).
3. En una reencarnación anterior, debo haber pateado a alguien terriblemente con la pierna izquierda. Su maldición me sigue persiguiendo en esta vida y por eso todo me pasa en la pierna izquierda (lo del pie, la rodilla, ahora ésto).
Se aceptan otras interpretaciones. La mejor será galardonada con un premio: Un par de dados bien bonitos.


Porque hay que rendirle homenaje al azar...


Bueno, amig@s, sólo quería que lo supieran. Este mensaje no tiene hilitos: no tienen que visitarme, ni estarme llamando, ni nada. Estoy bien. Con la pata pa'rriba y bien. Quería, eso sí, compartir esta insólita vivencia con ustedes y ustedas.
¡Feliz año 2010 para tod@s!


Manuelita
P.D. Sí fue una bala. Anteayer tocaron el timbre el conserje y la conserja, con cara de asustados. Llegaron al apartamento siguiendo el rastro de la sangre (en el apuro, Sara no limpió todo). Y siguiendo el rastro de la sangre llegó el conserje a la azotea el 1º, y allí, al lado o entre el charquito de sangre que dejé, estaba la bala. Me la dió. Dice que puede ser de una 38. Creo que me voy a hacer un dije y me la pondré en un collar. Sara quiere que le mande grabar "Feliz año 2010".


Chao. L@s quiero mucho.

lunes, 11 de enero de 2010

RELATO CARAQUEÑO 2010/ Manuelita Zelwer

El 31 de diciembre la pasamos rico Sara y yo. Hacía 3 años que no estábamos juntas para el año nuevo, así que pusimos una mesa llena de cositas deliciosas y caras (mi sortilegio particular para el nuevo año:¡nada de neopobrismos!); ella veia películas y yo escuchaba aguinaldos y gaitas mientras esperábamos las 12. Mucha armonía y mucho amor. Llegaron las 12, nos comimos las uvas, pedí salud que jode, y al ratito decidimos subir a la azotea del edificio a ver los fuegos artificiales, especialmente porque había una gran luna llena que no se veía desde la casa. Allí estábamos, embelesadas y contentas, con nuestras copitas de champaña (chilena, claro) en la mano, encendiendo luces de bengala -el único pirotécnico que se permitía en mi casa desde que era pequeña-como par de carajitas, abrazándonos y deseándonos lo mejor...


Cuando de pronto sentí un fuerte dolor en la parte externa de mi pie izquierdo. Le pregunté a Sara si me había pisado (era como si me hubieran pisado fuerte); dijo que no. Dije "pero yo tengo algo en el pie, me duele". Bajé la vista, y a la luz de la luna llena me vi el dedito chiquito del pie como separado de los demás y algo que parecía sangre en el medio. Que era sangre. Le dije a Sara "pues estoy sangrando" y bajé a la casa, seguida por ella. Puse el pie dentro de la ducha para que se lavara un poco la sangre. Me coloqué un algodón y me fui a la cama a poner el pie en alto. Aclaro que después de ese primer dolor, nada dolía. Sara me trajo agua; estábamos las dos medio asustadas. Yo, principalmente anonadada. Le pedí que viera a ver si tenía la planta del pie ya limpia de sangre. Ella limpió y miró y me dijo "mamá, tenemos que ir a la clínica. Parece que la herida sigue hasta abajo". Yo no entendía nada, ella trajo un espejito del baño, yo no me podía ver bien el pie (porque no puedo doblar bien la rodilla: es la de la prótesis mal puesta). Pero como que sí. Se llamó a Movilenlace -e inmediatamente conseguimos un taxi,y esto en si ya es parte del milagro, porque nadie más pudo conseguir taxis esa madrugada- que nos llevó a Emergencia de Clínicas Caracas, que queda a dos cuadras de la casa (también La Arboleda está cerca, pero habíamos visto antes cómo en la puerta de Emergencia tiraban cohetes desquiciadamente; no ibamos a ir para allá!). Serían como la 1 de la mañana del 1º de enero del 2010, de la nueva década...


Trámites de ingreso a cargo de mi hija mientras yo fui llevada a una de las habitaciones de
emergencia. Herida limpiada-seguía sangrando- . Toma de tensión: subiendo. Toma de azúcar: algo alta (obvio, yo tenía encima nuestra exquisita cena y vino). Radiografía del pie: fractura de la primera falange del dedo chiquito del pie. Enfermero y médico de guardia concluyen: herida de bala.
¿Herida de bala? ¿De dónde? ¿Cómo? Otro médico: las lanzan al aire para celebrar. Su velocidad es de unos 300 a 500 km/hora. Describen trayectoria parabólica y luego comienzan a caer. A 300-500 km/h más la gravedad. O sea.


Ahorro más detalles de la noche. Llegaron Ixen, mi hijo afectivo y su mujer; en la mañanita Louani, la mejor amiga de Sara y que ya ha pasado por varios trances hospitalarios con nosotras. Tratamos de dormir, con poco éxito. Lo surreal de toda la situación nos tenía adrenalizadas; al menos a mi. O sea, ¿cuál es la probabilidad? Y qué suerte tuvimos. Sara aún no había caído.
Había que esperar al traumatólogo que llegaría pasadas las 9 am. En un momento dado me hicieron un electrocardiograma, me volvieron a sacar sange, y la enfermera habló de "exámenes preoperatorios". Ardió Troya. Me negué rotundamente; ya se sabe cómo son las clínicas. Dije que no tenía seguro (era verdad en ese momento: el ingreso se hizo con tarjeta de crédito,y hasta la mañana no fue Sara a la casa a buscar los datos para movilizar al seguro. Por cierto, "La Venezolana" se portó bien y rápido, según me dijo Sara), y se decidió que hasta que no me viera el traumatólogo no se seguía haciendo más nada. Es que esos bichos a cuenta del seguro pueden hacer cualquier cosa, yo sé. Y OTRA operación en ese pie no quería calármela!. (CONTINUARÁ)


Click aquí