miércoles, 28 de abril de 2010

ROMANCE DE LOS WHISKEYS



Llegó de etiqueta negra,
montado en caballo blanco,
con un ratón de tres filos
y de chivas ataviado.
Abrió su inmenso buchanan
de Presidente tumbado
y así le grito a los monjes:
tomen Old Parr que yo pago,
y con antiquary estilo
pagó con un chequers raro.
Que hombre tan rarity es este!,
me dijo con grant cuidado,
le encuentro something special
de ambassador diplomático,
de Rodolfo Ballantine
o de estrella del Bells canto.
Mas le descubrí el ancestor
de King Ramson africano
al verle el color perfection
de black and white trinitario.
!Era Juvenal Herrera!
de la haig del Guarataro,
cuarto vat 69
y scotish cream de El Callao


Poema escrito por Miguel Otero Silva en 1971, dedicado a nuestro buen amigo, hoy desaparecido, Juvenal Herrera, periodista y cineasta nacido en El Callao.

lunes, 26 de abril de 2010

¿COMO NO QUERER LUEGO UN MARTINI? / Jacqueline Goldberg


No sabría recordar, por ejemplo,
cuándo probé por primera vez un Vitel Toné,
un Foie-gras o una Coquilla Saint Jacques.

Pero el día en que me inicié en los ritos del Martini lo tengo clarito.
Fue un jueves antes de la Semana Santa del 2004.
Mi jefe nos invitó al restaurante Le Coq d'Or,
ya entonces en Las Mercedes.
Yo, que en mi vida había estado frente a una copa de Martini,
terminé zambullida en una piscina sin fondo ni decoro.
No sé cómo llegué a casa.

Al día siguiente, con más ansias que resaca,
pensé que aquel Martini
me hubiese gustado más con siete o diez aceitunas.

Días después,
dispuesta a osadas pesquisas,
descubrí que existe el Martini Sucio o Dirty Martini,
mi sueño hecho realidad:
saladito, turbio, con restos de incontables aceitunas.

Esa semana, que no fue precisamente Santa,
coincidió con la decimoquinta edición
del Festival Internacional de Teatro de Caracas
y entre sus lujos estuvo la obra belga
“Quando l'uomo principale e una donna”
(Cuando el hombre principal es una mujer)

del artista y coreógrafo Jan Fabre.
Y he allí que el Martini, las aceitunas y el aceite de oliva
eran protagonistas de un festín de sexualidad y sensualidad
del que salí, obviamente, 
deseando tomarme un Martini muy turbio.
Fuimos a Suka, en el CC San Ignacio.
Pedí al barman que hilara el más mugriento, obsceno,
fangoso, anegado y manchado de los Martinis.

Aquella noche fue la obra de Fabre
la que humedeció mi memoria.
La bailarina, Lisbeth Gruwez, comenzó colgando una veintena
de botellas de aceite de oliva mientras cantaba Volare.
Las botellas goteaban, ella se embadurnaba
al tiempo que preparaba un Martini.
Pasaron muchas cosas que no recuerdo con exactitud,
viento, más aceite, una corona.

Prefiero copiar, con la boca hecha aguas,
un fragmento de una nota de Mabel Diana
publicada en el portal Danza Hoy en Español:
“Se quita el pantalón, destapa las botellas y el aceite sale a chorros y moja el piso. Se quita la tira que cruza su pecho y su calzón. Queda desnuda y se baña con el aceite que cae. Rito, transformación, ahora es una mujer. Su cuerpo brilla magnífico, una luz verde acentúa el cambio. Comienza a girar en el suelo, a desplazarse, fácil, delicada, en equilibrio. Se acaricia, los muslos, la cara, el sexo, los brazos. Todo muy suave, descubriéndose placenteramente. Su desnudez está vestida de aceite. Cambia la intensidad de sus giros, ahora son rápidos, precisos. Con total dominio sobre esa superficie tan resbaladiza. Rueda, gira, se suspende. Su cuerpo refleja la luz, el aceite refleja la luz, que cambia de verde a blanca. El olor del aceite de oliva invade el teatro. Todo el escenario es un piso de aceite.
Va hacia el frasco de aceitunas, lo abre y éstas se desparraman. Vuelve a cantar "Volare" y comienza a caminar, muy femenina, se coloca la corona de olivo, la paz y la gloria. El regreso de la mujer, el baño de aceite que la purifica, la embellece, la protege, le da sabiduría. Se acerca a probar su trago, ahora con el toque que faltaba, una aceituna extraída por arte de magia de sus genitales.”

¿Cómo no querer luego un Martini?

viernes, 23 de abril de 2010

GRACIAS, UCV / Rafael Cadenas


                                                                                                  Palabras leídas por Rafael Cadenas 
en el Auditorio de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV, 
al inicio de las X Jornadas de Investigación
La palabra que más he usado desde hace meses es gracias, y hoy debo decir de nuevo
gracias por esta distinción que valoro mucho porque viene de la Facultad de Humanidades y Educación, pues yo estudié en la Escuela de Letras.

Allí entré en 1958 cuando cayó la dictadura militar, que debe ser la última, a menos que nos descuidemos. Dos años antes había regresado de Trinidad donde hice mi pasantía como exilado. Fui expulsado del país no sin pasar cinco meses en la cárcel modelo por haber tomado, a modo de protesta, el edificio donde todavía funcionaba esta universidad.

Entre los participantes en esa acción que formaba parte de la primera gran huelga universitaria recuerdo a Manuel Caballero, historiador y oponente inveterado de todos los gobiernos; a  Guillermo Sucre, altamente apreciado como poeta y ensayista por críticos e innumerables lectores; a Eleazar Díaz Rangel, director de Últimas Noticias, a Eduardo Planchart, Ismael Rodríguez, Pedro César Izquiel, Pedro Laprea y Juan Zeiden, quienes se graduaron fuera del país.

Cuento sucintamente esto porque una nueva amenaza se cierne sobre la Universidad. Tengo la impresión de que el actual régimen quiere apoderarse de ella con la colaboración de los segundones, como llamó Rómulo Gallegos a ex universitarios salidos de aquí que apoyaron la dictadura. Ahora son otros los segundones.

Esta Universidad fue fundada en 1721 por el rey Felipe V, y en 1827, Bolívar, a instancias de José María Vargas, decretó unos Estatutos universitarios republicanos dándole también el nombre que hoy lleva muy dignamente de Universidad Central de Venezuela.

Según mi cuenta, le falta muy poco para cumplir tres siglos pues tiene 288 años. El actual gobierno, a su lado, es menor en edad y ya atenta contra ella. De esa longevidad le viene su solidez institucional. Por ello ha sobrevivido a todos los acosos. Menos mal que el poder de la anticultura es transitorio.

Hoy tampoco podrá doblegar esta casa que nunca ha tenido amo, y está muy crecida para aceptar uno ahora. Nos toca defenderla de nuevo.                   

Tomado de TalCual, edición digital, 23 de abril de 2010

domingo, 18 de abril de 2010

¿COMO ES QUE SE LLAMA EL VOLCÁN? : Eyjafjallajökull

Eyjafjallajökull


En la barra también se aprende:

ESTOS LO DIJERON MAL:

jueves, 15 de abril de 2010

FORMICIDAE CARAQUEÑA / Pablo Antillano


 Es difícil no asociar este ratón  con el episodio que esta   mañana nos asombró en la montaña. Un pétalo amarillo se movía, en un sendero de El Avila, en sentido contrario al de la gravedad y al del viento. Habría que explicar primero que el  cerro amaneció húmedo y agradecido por la tenue llovizna de la madrugada. Esas tan anheladas gotas de agua alejaron por un rato  la sucia ceniza nocturna y la inanición provocada por la sed.

Cuando escampó había guirnaldas de hojas amarillas por todas partes, promontorios que se alargaban por los senderos, silueteando las huellas que habían dejado las torrenteras. Era notorio que los árboles habían sido finalmente liberados, por la lluvia, del peso de fronda seca con que les había preñado el  verano, ese verano inclemente que nos azotó las vidas este año.

Ahí estaban esas hojas, miles de ellas, inmóviles, muertas y húmedas, descansando en paz.  Pero mientras bajábamos por la pendiente, una de ellas, la más amarilla, la más parecida al pétalo de una flor llena de vida, se irguió como la vela de un barco y emprendió una veloz travesía hacia las alturas.

Quienes, tras los rituales aeróbicos del día, descendíamos fatigados de Loma del Viento, miramos al unísono el ascenso sobrenatural de aquella insígnia más amarilla que una medalla colegial. ¿A dónde se dirige este terco residuo vegetal e inanimado?. ¿Qué imán formidable le permite desafiar la fuerza de gravedad  y la brisa despeinada que sigue al temporal? . Una hormiga, un miembro de la socialísima familia de las formidae, una breve, minúscula hormiga

venía cargando con aquel velámen que seguramente tenía veinte veces su tamaño y decenas de  veces su peso . Los caminantes nos miramos, nos identificamos y seguimos bajando con la elucubración orientada por una cháchara moral, de corte culposo. Hay que ver lo que una hormiga puede soportar sobre su existencia, y  hay que ver lo poco que nosotros somos. ¡Que ratón!

martes, 13 de abril de 2010

BIENVENIDA LA GUERRILLA COMUNICACIONAL

Aprenda aquí como se sabotea
una rueda de prensa 
o una alocución kilométrica.
Arma sorpresiva 
contra charlatanes 
y discurseadores.
 





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