miércoles, 27 de octubre de 2010

ALFREDO MALDONADO MEMORIOSO / Alfredo Stelling


Queridos ARSIANOS todos.

Anoche mientras escuchabamos las noticias en Globovisión, quizás esperando otra expropiación, algunos insultos, una que otra grosería, un regalo más, una perogrullada, otra mentira o hasta una ranchera vieja y de despecho, llegó hasta nuestros oídos primero y luego a todos los demás sentidos, una noticia que nos alentó la vida. La Fundación Carlos Eduardo Frías, anunciaba el bautizo del libro "Desmemorias de un publicista veterano", de Alfredo Maldonado, ganador del XI Premio Carlos Eduardo Frías. Fijando la vista en la pantalla y la audición en el espectro, la imagen de Alfredo, de Fernán, de Betancourt y otros, nos transportó a épocas idas pero no olvidadas, las palabras de Fernán y Alfredo nos recordaron que existe un mundo de creatividad, verguenza, honor,enseñanza, verdad, de pundonor, democrático y nuestro. Que premio tan bien otorgado, que material tan necesario para las nuevas generaciones. Gran visión la del Jurado para la nominación y el posterior otorgamiento del Premio.

Fueron solo momentos, pero parecieron eternidaes al evocar "cosas idas y epístolas desvaídas". Sonrisas y lágrimas. Sonrisas por los buenos recuerdos y lágrimas por los caídos en el camino. Sonrisas por los que quedamos y lágrimas por los que se fueron. Recordamos inmediátamente aquella sonora frase, aquella lapidaria sentencia: "Jóven no se habla Castellano aproximado", Carlos Eduardo estuvo allí. Nosotros lo sentimos, casi que lo vimos,casi que lo oimos, o lo oímos de verdad?...

No se, no importa, en todo caso cuando Fernán habló del orgullo de entregar el libro a Alfredo, a lo mejor no fué el, a lo mejor impersonó a Carlos Eduardo. Lo que SI SABEMOS, es que TODOS estuvimos en el bautizo, como siempre estaremos con ARS, su gente sus recuerdos y enseñanzas, sus memorias y cariños, sus desventuras y apremios, sus muertos y sus vivos.

LONG LIVE THE KING.

A Mariana y María Antonia, nuestros recuerdos y nuestro cariño. Sigan con la Ruta y el desafío ARS, y permítanos que también los que no estamos con ustedes en estos momentos, PODAMOS PENSAR POR USTED !!!!!

Con todo el amor y con toda la casta ARSIANA, intacta y ahora renovada,

Cordialmente,

Alfredo y Victoria (Arsianos hasta por matrimonio)

martes, 26 de octubre de 2010

CON O SIN OWENS


domingo, 17 de octubre de 2010

viernes, 15 de octubre de 2010

A 32 MIL $ EL TRAGO


HABLANDO DE WHISKEY CARO
http://www.luxist.com/2010/10/14/the-dalmore-trinitas-sells-for-record-100-000/

Hoy se ha dado a conocer la primera botella de whisky del mundo en superar la barrera de las seis cifras, a través de la destilería The Dalmore, que ha vendido dos botellas por un precio de 100.000 libras… ¡cada una! -casi 114.000 euros y 160.000 dólares-: un Trinitas de 64 años del que sólo se han producido 3 botellas.

El Trinitas, de 64 años, nombrado así debido a que se han producido sólo tres botellas, fue adquirido por un amante del whisky de Estados Unidos y reputado inversor en whisky en el Reino Unido.

La tercera botella de esta bebida alcohólica rompedora de récords se venderá en el Whisky Show de Londres a finales de octubre. Pero los organizadores están manteniendo en secreto los detalles exactos de esta exclusiva venta.

Expertos industriales indican que si la botella fuera vendida por copas en restaurantes o clubes exclusivos se podrían pagar 20.000 libras (32.000 dolares) por una copa normal de 50ml.

Se cree que Trinitas contiene una de las reservas más raras y antiguas de whisky de todo el mundo, algunas de las cuales se han madurado en la destilería que hay a orillas de Cromarty Firth durante más de 140 años.

El reputado destilador maestro de The Dalmore, Richard Paterson, utilizó su amplia experiencia para fusionar una gama de maltas exclusivos. Afirma que no se trataba de superar ningún record mundial, sino de conseguir el mejor whisky que se pudiera pagar con dinero.

BOINAS AZULES

martes, 12 de octubre de 2010

KENNEDY: NO SOY EL TIPO DE AMANTE TRÁGICO / Alberto Rodríguez Barrera





Como uno de los más carismáticos líderes norteamericanos, John F. Kennedy fue el más joven y el peimer católico en ser Presidente de Estados Unidos. Después de ser asesinado en Dallas, Texas, al final de su primer período, su presidencia se llamó ”los mil días de Camelot”. Nacido en una familia irlandesa rica, John fue un estudiante con memoria voraz, graduado cum laude en Harvard. Tuvo una espalda débil y adolorida toda su vida, pero rechazó ser un inválido llevando una activa vida deportiva. Después de servir como senador por Massachusetts, derrotó por poco margen a Richard Nixon en la carrera presidencial de 1960. Parte de su atractivo fue su talento para expresar sonoros ideales, como “No preguntes lo que tu país puede hacer por tí, sino lo que puedes hacer tú por tu país.” Kennedy fue un político serio, admitía rápidamente sus errores y asumió responsabilidad total en la Invasión de Bahía de Cochinos. También proyectaba una actitud de “al diablo con todo” ; uno de sus asistentes dijo: “Esta administración va a hacer por el sexo, lo que la última hizo por el golf”.

Conocido por su popularidad con las mujeres, se enorgullecía de ser un atleta sexual. Le confesó al Primer Mnistro británico, Harold McMillan, que sufría de severos dolores de cabeza cunado pasaba mucho tiempo sin mujer. Uno de sus más cercanos amigos del Senado, George Smathers, describió a su colega como “la más activa libido de cualquier hombre que he conocido.” Y en la universidad se metió en problemas
por llevar chicas al dormitorio, cosa prohibida. En su carrera militar se involucró con una periodista danesa que llamaba “Inga Binga”. Fue conocido en sus años de congresista como “el alegre joven soltero”, aunque las chicas decían que era un desencanto en la cama porque mantenía uno ojo puesto en el reloj; Smathers agregó que “en térrminos del tiempo que pasaba con una mujer, era un pésimo amante. Iba más por cantidad que por calidad”. Otros indicaron que disfrutaba más de la caza y la conquista que del acto en sí; le dijo una vez a los reporterios que no terminaba con una chica hasta tenerla de tres maneras”. Tener dos chicas a la vez era su “pasatiempo favorito”, dijo Smathers.



Cuando Kennedy decidió a mitades de sus treinta que necesitba una esposa, se alejó de las voluptuosas tipo modelos que le atraían y escogió a Jacqueline Bouvier, purasangre nerviosa de impecable familia y elegante esposa ideal para un candidato presidencial. Sin embargo, el matrimonio no implicaba monogamia para Kennedy; la carrera presidencial estuvo llena de relaciones sexuales, las cualse él tomaba con una sonrisa, dejando de lado cualquier preocupación. Kennedy rechazaba que cualquier cosa interrumpiera su estilo. Gustaba de bañarse desnudo en la piscina de la Casa Blamca, y más acompañado por bellezas similarmente ataviadas; mujeres entraban y salían cuando Jackie estaba ausente.



Jackie sabía de las infidelidadees de su marido; hasta se reportó que el padre de Kennedy le
ofreció un millón de dólares para que no se divorciara de su hijo puyón en medio de la acampaña presidencial. Ella encontró una vez, según Newsweek, unas pantaletas bajo la almohada y le sugirió que fuera de shopping a ver de quién era porque no eran suyas. Pero ambos, a pesar de las aventuras de Jack, tenían cierta intimidad, y el personal de la Casa Blanca tenía estrictas ordenes de no molestar cuando se retiraban a sus aposentos, mientras los niños tomaban la siesta.


Mientras estuvo vivo, la vida sexual de JKennedy era tabú para la prensa mundial; sólo después de 12 años tras su muerte, en el período post Watergate, comenzaron a aparecer todas las historias carnales del presidente mártir: aspirantes a estrellas, mujeres de sociedad, secretarias, aeromozas, strippers, pintoras...Hubo también el notorio affair con la belleza que fue luego investigada por tener conexiones cercanas con la mafia. Judy Campbell Exner conoció a Kennedy antes de ser presidente y continuó la relación durante los primeros días en la Casa Blanca.


El nombre del joven Presidente fue relacionado con los de muchas estrellas y actríces de Hollywood. Incluyendo a Gene Tierney y Jane Mansfield. Pero su relación más famosa fue con la diosa sensual Marilyn Monroe. La Monroe, quien cantó un sexy feliz cumpleaños en un afocado susurro en la fiesta por el aniversario 45 de Kennedy en el Madison Square Garden, fue subrepticiamente introducida en el avión de Kennedy después de haber comenzado su relación en 1961. Pese a sus prolíficos affairs, Kennedy mantuvo un cierto distanciamiento y rara vez se involucraba emocionalmente con sus mujeres. Como él mismo lo admitió, jamás se perdía en relaciones apasionadas, “No soy el tipo de amante trágico.”

EL MEJOR CALDO DEL EMPORIO/Jacqueline Goldberg



Cronica de BUENOS AIRES (y 11)

Un final tinto

No me gusta viajar, pero me gusta volver.
Wislawa Szymborska

Un viaje no acaba cuando acaba.
Se queda en la piel,
en el desorden de unas maletas a medio recoger.

El regreso puede perdurar días, meses,
dependiendo de la intensidad de las nostalgias
y el agobio de la realidad.

Buenos Aires sigue revoloteando
entre el montón de libros que compré,
las fotos que continuo mostrando a los amigos
y viendo en obstinada soledad.
También en lo que escribo.
Y en los amigos que me espesan la saudade.

Quizá el viaje a Buenos Aires
dejó de gotear sus rastros de sueño
el día en que descorché el único vino que traje.

Lo compré en el aeropuerto,
como si fuera un hallazgo, una intuición,
un “me da la gana” a las seis de la mañana.
Era un Clos de los Siete,
firmado por el francés Michel Rolland,
uno de los enólogos más renombrados del mundo,
adorado por unos, repudiado por no pocos,
gurú de grandes bodegas
—asesora a más de cien en el planeta—
y padre de la malquerida globalización del vino.
Rolland, enamorado del Valle de Uco,
forjó en Mendoza junto a otros seis osados empresarios
lo que se describe como
“un emprendimiento millonario
rodeado de chacras de perales,
cerezos y durazneros al pie de los Andes”. (El Clarín, 2006)

No sé si adquirí el mejor caldo del emporio,
pero me supo a gloria y a final feliz.
Solo luego descubrí que tiene sus puntos
en la guía de Robert Parker,
que la del 2008 es la séptima cosecha de los Siete —¿cábala?—
y que una nota de mi muy admirado Miguel Brasco
en la revista La Nación lo recomienda así:
“un virtuoso blend de aromas cálidos,
muy que te acarician, algo introvertidos.
Paladar liviano, bien envuelto y placentero.
Superatractiva propuesta para acompañar carnes rojas
grilladas por Gastón en La Cabrera.
La segunda copa seduce, la tercera no alcanza”.

En fin, me lo bebí, ya no existe.
Solo queda el viaje, la botella en una repisa,
Buenos Aires y una tremenda nostalgia.

Para leer entrevistas con Michel Roland:
Vinos & Sabores Revista
Vinos en Buenos Aires

TOMADO DE:

http://textosensutinta.blogspot.com/2010/09/cronica-de-buenos-aires-y-11.html

SHELLEY / Charles Simic



Poeta de las hojas muertas barridas como fantasmas,

llevadas como multitudes pestilentes, te leí por primera vez
una noche lluviosa en la Ciudad de Nueva York,
con mi atroz acento eslavo,
recitando los melifluos versos
de un volumen desgastado, muy manchado
que había comprado temprano ese día
en una librería de libros usados en la Cuarta Avenida
administrada por un iniciado de los maestros de lo oculto.

El poco dinero que tenía casi lo gasté todo,
caminé por las calles con mi nariz metida en el libro.
Me senté en una sucia cafetería
con las moscas del verano pasado sobre la mesa.
El dueño era un ex marino
al que le había salido una joroba en la espalda
mientras contemplaba la lluvia, la calle vacía.
Estaba contento de verme sentado y leyendo.
Me volvía a llenar la taza con un líquido oscuro como el río Estigia.

Shelley hablaba de un rey loco, ciego y moribundo;
de gobernantes que no veían, no sentían, ni sabían;
de tumbas de las que un glorioso Fantasma podía
irrumpir para iluminar nuestro día tempestuoso.

Yo también me sentía como un glorioso fantasma
yendo a cenar
en un restaurante chino que conocía muy bien.
Tenía un mozo con tres dedos
que me traía mi sopa y arroz todas las noches
sin decir siquiera una palabra.

Nunca vi a nadie más allí.
La cocina estaba separada por una cortina
de cuentas de vidrio que sonaba débilmente
cuando quiera que se abría la puerta de entrada.
La puerta de entrada se abrió aquella noche
para admitir una pálida muchachita con anteojos.

El poeta hablaba del universo eterno
de las cosas... de destellos de un mundo más remoto
que el alma visita en el sueño...
De un desierto poblado sólo por tormentas...

Las calles estaban salpicadas de paraguas rotos
que se veían como fúnebres cometas
que esa muchachita china podría haber fabricado.
Los bares de la calle MacDougal se estaban vaciando.
Había habido una pelea.
Un hombre se apoyaba en un poste de luz con los brazos extendisos
como si estuviera crucificado,
la lluvia lavaba la sangre de su cara.

En un callejón débilmente iluminado
donde la acera brillaba como un espejo de sala de baile
a la hora de cierre...
un hombre bien vestido sin zapatos
me pidió dinero.
Le brillaban los ojos, se veía triunfante
como un maestro de esgrima
que recién había dado una estocada mortal.

Cuán extraño era todo eso... los desechos del mundo
esa oscura noche de octubre...
El amarillento volumen de poesía
con sus Esplendores y Penumbras
que yo estudiaba a la luz de las vitrinas:
farmacias y barberías,
temeroso de mi pequeño cuarto sin ventanas
frío como una tumba de un emperador niño.

sábado, 2 de octubre de 2010

TONY CURTIS EN LA BARRA DEL JAZZ CLUB

Sweet Smell of Success


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