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sábado, 12 de diciembre de 2009

MERCADO LÍRICO

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sábado, 25 de octubre de 2008

CHIRINOS Y LAS CHICAS DEL CAN/Carlos Zerpa

La noticia de la muerte de Chirinos me llegó con dos semanas de retraso, a lo mejor no quisieron decírmelo antes para no afligirme con su muerte o porque no siendo él, mi amigo directo, no tenían porque informármelo...

A Chirinos lo recuerdo extremadamente gordo y con su bigotito negro, como el del sargento García, de la serie televisiva “el Zorro”, por lo gordo se me parecen los dos, no por lo tonto, porque Chirinos casi volaba, porque de tonto Chirinos no tenia ni un pelo, ni un pelo de tonto, demasiado avispado diría yo, siempre inventando una excusa para llegar tarde o desviar su ruta para irse a comer algo, un taquito, una empanadita de carne mechada, una arepita reina pepiada (pollo, aguacate y mayonesa), una vainita o una bala fría... quizás fue la gordura lo que lo mató, o quizás que como su medico no lo dejaba comer tanto, entonces él en la calle comía garbage food, a Chirinos o le dio un paro cardiaco, o lo mato la mafia china... NO eso no fue a Chirinos sino a Bruce Lee, coño estoy desvariando, embotado de tanto trabajo... a el ya le había dado una vaina hacia unos años en el corazón y tenia las venas y arterias obstruidas de grasa, además de tanta manteca recubriéndole el corazón, tanta grasa que no le permitía al corazón latir con normalidad, a causa de eso siempre tenia yo mucho miedo de que a Chirinos le viniera un paro cardiaco mientras manejaba, por eso no quería que mis padres viajaran con el cómo chofer, cuando los traía desde Valencia hacia Caracas por la autopista, me imaginaba un choque múltiple con un mínimo de tres víctimas, nadie me dijo de que murió Chirinos, quizás porque todos se suponían que iba a morir por gordo y por tragón, seguro de un paro cardiaco o asfixiado en su propio vomito como Hendrix, o ahogado en una piscina como el Stone Jones, o en su propia grasa, a Chirinos lo recordé cuando vi en un noticiero de televisión, como sacaban a un hombre gordo de su apartamento derribando para ello el muro, quince bomberos cargaron con el, y decían: es un cerdo… una bola de manteca como Chirinos, recuerdo la ultima vez que vi a Chirinos, venia orgulloso con una gorra blanca firmada por todas y cada una de las integrantes de la banda musical Dominicana, por las reinas del merengue: “Las chicas del can”... el sonriente y orgulloso me mostró su cachucha llena de firmas de esas sensuales féminas, me la mostró como prueba fehaciente de que él las conocía y hacia entrever que se las había cogido también a todas... todas putasas ellas.

www.carloszerpa.com

jueves, 21 de febrero de 2008

CARTA/ Phecda Márquez desde Valencia, España

Hola Pablo tuve el placer de compartir con Adriano en mi corta estadia en Venezuela, me lo encontré, como era de esperarse, en una barra de Altamira; fue una tarde deliciosa en la que conversamos de lo humano y lo divino acompañados de una buena botella de vino.

Habia leido este articulo de Juan Cruz que publicó el periódico EL PAIS, hace exactamente un mes, lo había recortado para enviartelo, pero entre una cosa y otra no lo hice, sin embargo cuando hoy leí en el código de barra " A un mes de Adriano " me animé y aquí te lo adjunto.

No se pueden imaginar los escritores del Código de Barra lo felices que nos hacen a aquellos que estamos en la afueras de nuestro querida y amada Venezuela

En verdad felicitaciones, en especial a ti por tanta creatividad ademas de poder reunir a tanta gente tan maravillosa

cariños

Phecda

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martes, 18 de diciembre de 2007

QUÉ LE APETECE / Phecda Márquez desde la Costa Levantina


Cuando recibí la primera vez este Código de Barra me dio morriña, saudade y nostalgia , y resultó inevitable que me entregara a los recuerdos de mis lejanas peripecias por las barras caraqueñas, especialmente por Candelaria, Sabana Grande, Altamira y Los Palos Grandes. Eran muchos y frecuentes los encuentros con Pablo, Fuentes, Maria, Gustavo, Beatriz, Tamanaco, Carlos Raúl, Jean , Elisabeth Tinoco, Julio y mi querida amiga Antonieta Sosa que ya no está entre nosotros, pero que siempre está en mis pensamientos. Me vienen también las imágenes de las tardes de tasca con mis amigos biólogos de la facultad de Ciencias de la U.C.V.

La vida me ha cambiado un poco desde que decidí emigrar a España ( fastidiada de todo lo que nos molesta en nuestra adorada Caracas) , y ahora me encuentro en la Costa Levantina, en la ciudad de Valencia. Es aquí donde me asaltan estas añoranzas y recuerdos sobre mi ciudad. Les cuento que por años mi jefa y yo frecuentábamos todos los viernes, al salir de la oficina, una tasquita cercana , en las inmediaciones del CCCT y El Cubo Negro. A partir de las cuatro ambas estábamos pendientes del reloj para salir volando a encontrarnos con nuestra barra y nuestra conversa. Se me ocurre que con el cambio de horario que acaban de implantar en Vzla. tal vez saldríamos mas rápido y nos escaparíamos antes de la hora.

Mi querida jefa sigue siendo, como en aquellos tiempos, una persona muy glamorosa y con mucho charm. Durante muchos años llegábamos juntas a aquella barra, muy grande, de color negro . Allí nos acomodábamos: ella toda parsimoniosa y yo, como siempre, toda atorada. Rápidamente pido mi trago preferido: vodka con aguakina y un toquecito de limón . Mi jefa con la parsimonia que la caracteriza , después de arreglarse el cabello con la mano, con mucho estilo y de una bella sonrisa, solía solicitar al barman que le ofreciera algo para beber. El barman, un muchacho buen mozo y gentil, le pregunta qué le apetece y seguidamente le presenta unas alternativas: Sra. un cocktail preparado o uno de frutas, una ginebrita o una vodka como la de su amiga. Ella, toda dudosa, responde: “ es que estoy indecisa creo que un whiskisito esta bien, podría ser con agua por favor”. Asi se repetía nuestra visita una y otra vez. Siempre, al final, tras un buen rato, salíamos de allí dando unos glamorosos traspiés después de varios whiskisitos y vodkitas y tras el guiño habitual que me hacía el barman.

Hasta que un día después de varios años de repetir este ritual yo, con la inquietud que me caracteriza, los interrumpí y le dije al barman “ señor por favor sírvale de una vez su whisky con agua.”


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