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domingo, 6 de julio de 2008

DESDE EL CLUB TAURINO DE NUEVA YORK/ Víctor José López

Todos los días se matan en New York cuatro millones de patos, cinco
millones de cerdos, dos mil palomas para el gusto de los agonizantes, un millón de vacas, un millón de corderos y dos millones de gallos, que dejan los cielos hechos añicos.

FEDERICO GARCÍA LORCA / Nueva York

EL CLUB TAURINO de Nueva York tiene inusitada actividad, como le comentaba a mi querido compañero de redacción José Visconti. Una asociación de aficionados de envidiable y muy loable actividad, diría como venezolano y caraqueño, pues sus miembros se reúnen cada martes de cada semana entre julio y septiembre, porque entre octubre y junio las reuniones se hacen fuera de Nueva York. Los sitios preferidos son Sevilla en abril y Madrid en mayo durante la Feria de San Isidro. En cada una de las reuniones hay un invitado, la presentación de un libro taurino o la proyección de una película o video. Las reuniones se realizan en restaurantes españoles de la ciudad, que son muchos y muy buenos. En su sede tienen un bar, donde en diciembre invitan al ganador del Premio Hemingway. En el 2005 fueron El Juli y la escritora Muriel Feiner. El Club Taurino cuenta con más de 500 socios y es uno de los más antiguos que existen de los que hay fuera de los ámbitos propios de la Tauromaquia (España, Hispanoamérica, Portugal y Francia). El CT de NY ha recibido en su seno grandes figuras del toreo, como Juan Belmonte, Carlos Arruza, Enrique Ponce y César Rincón. En la actualidad es presidido por Lore Monning. Monning se dedica durante todo el año a hacer reuniones, conferencias y las 'Jornadas Taurinas Norteamericanas' en las que acuden taurinos del mundo, escritores, periodistas, ganaderos y escritores para impartir charlas.

En la foto está Lore Morning, presidenta del New York City Club Taurino en uno de sus múltiples eventos.

Fragmento de la columna del Vito publicada en Meridiano el 29/06/08

jueves, 29 de mayo de 2008

EL TROLLY ATACA DE NUEVO * / Víctor José López


ENTRE LOS FANTASMAS del recuerdo de aquella ciudad que no volverá, están los sitios para los remates de la parranda, las fiestas o simplemente para los noctámbulos. La cafetería del Broadway, con su inimitable sopa de cebolla o pollos en canasta. Las tostadas de los hermanos Álvarez y las polleras en Plaza Venezuela. Areperas como El Avión, o fuentes de soda como La Campiña, el Tip Top en El Conde, Centro Médico de Caracas en San Bernardino y La Florida a nivel de la esquina de lo que ahora es la inmensa mole de La Previsora en Sabana Grande. Entre aquellos recovecos estaba una venta de tostadas muy original, era El Trolly. Tostadas de queso con tocineta, que hicieron furor hace más de 40 años. La sorpresa ha sido grata, al reencontrarnos con don Manuel Ángel Correa Brito, un canario de La Gomera que lleva la tontería de 44 años de habilísimo y muy cordial mesonero en El Trolly, el nuevo, en Las Mercedes. Este simpático personaje, goza de una memoria impresionante. Como si fuera ayer recuerda sus conversaciones con Libertad Lamarque, Pedro Vargas, Jorge Negrete y Pedro Infante, quienes como Los Panchos. El Mariachi Vargas de Tecalitlán o Los Tres Ases, gustaban de rematar de madrugada en El Trolly, cuando la gira de sus actuaciones hacía puerto en Caracas. -“Ahora es Luis Miguel, Alejandro Sanz o Shaquira quienes vienen de madrugada a ser atendidos en El Trolly”.

La venta de tostadas hace ya tiempo dejó de ser aquel “Tabaco” de avioneta para convertirse en fuente de soda “art deco”. Continúa siendo sitio de encuentro de venezolanos de todas las tendencias religiosas, políticas o beisboleras. Así que vestida toda de roja rojita divisamos en un rincón a Titina Azuaje, la media clase flamante ministra de Turismo del régimen, y a un par de mesas más allá en el centro del local al exgobernador de Miranda Enrique Mendoza, acompañado por una hermosísima dama rubia – que no es Irene- y un par de guardaespaldas sentados en la misma mesa pero a prudente distancia de la conversación de Mendoza con la catira. La Caracas grande sigue siendo la ciudad chiquitica como un pañuelo

* Tomado de la columna SIN PARALELO de Víctor José López en Meridiano


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