jueves, 29 de mayo de 2008

EL TROLLY ATACA DE NUEVO * / Víctor José López


ENTRE LOS FANTASMAS del recuerdo de aquella ciudad que no volverá, están los sitios para los remates de la parranda, las fiestas o simplemente para los noctámbulos. La cafetería del Broadway, con su inimitable sopa de cebolla o pollos en canasta. Las tostadas de los hermanos Álvarez y las polleras en Plaza Venezuela. Areperas como El Avión, o fuentes de soda como La Campiña, el Tip Top en El Conde, Centro Médico de Caracas en San Bernardino y La Florida a nivel de la esquina de lo que ahora es la inmensa mole de La Previsora en Sabana Grande. Entre aquellos recovecos estaba una venta de tostadas muy original, era El Trolly. Tostadas de queso con tocineta, que hicieron furor hace más de 40 años. La sorpresa ha sido grata, al reencontrarnos con don Manuel Ángel Correa Brito, un canario de La Gomera que lleva la tontería de 44 años de habilísimo y muy cordial mesonero en El Trolly, el nuevo, en Las Mercedes. Este simpático personaje, goza de una memoria impresionante. Como si fuera ayer recuerda sus conversaciones con Libertad Lamarque, Pedro Vargas, Jorge Negrete y Pedro Infante, quienes como Los Panchos. El Mariachi Vargas de Tecalitlán o Los Tres Ases, gustaban de rematar de madrugada en El Trolly, cuando la gira de sus actuaciones hacía puerto en Caracas. -“Ahora es Luis Miguel, Alejandro Sanz o Shaquira quienes vienen de madrugada a ser atendidos en El Trolly”.

La venta de tostadas hace ya tiempo dejó de ser aquel “Tabaco” de avioneta para convertirse en fuente de soda “art deco”. Continúa siendo sitio de encuentro de venezolanos de todas las tendencias religiosas, políticas o beisboleras. Así que vestida toda de roja rojita divisamos en un rincón a Titina Azuaje, la media clase flamante ministra de Turismo del régimen, y a un par de mesas más allá en el centro del local al exgobernador de Miranda Enrique Mendoza, acompañado por una hermosísima dama rubia – que no es Irene- y un par de guardaespaldas sentados en la misma mesa pero a prudente distancia de la conversación de Mendoza con la catira. La Caracas grande sigue siendo la ciudad chiquitica como un pañuelo

* Tomado de la columna SIN PARALELO de Víctor José López en Meridiano

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