domingo, 12 de agosto de 2007

EL TRABAJO ES PARA LOS ENFERMOS/ Crónicas Barsianas de Raúl Fuentes

“Si el trabajo da salud que trabajen los enfermos” solían repetir con sorna algunos compañeros de juergas juveniles que, a juzgar por sus carreras, parecen padecer las peores enfermedades del planeta. Cuando me topo con alguno de ellos creo que me comporto como quien teme ser contagiado con un terrible mal. Y es que siempre me ha llamado la atención que los hombres aceptemos el trabajo como una suerte de obligación moral y no como lo que es: un mecanismo a de alienación que inhibe nuestros instintos, neutraliza los sentidos y nos aleja del placer. Admiro a quienes cantan al vino y elogian la pereza. Suelen ser personas sensibles, inteligentes y sabias. Bertrand Russel, por ejemplo.

Russel proponía una jornada laboral de 4 horas diarias. Basaba su propuesta en la convicción de que la fe en las virtudes del trabajo hacia o hace daño al mundo moderno. Se lamentaba el viejo sabio de haber sido educado en el espíritu del refrán "La ociosidad es la madre de todos los vicios". Sin embargo, no estoy de acuerdo con Russel. Pienso que 4 horas de trabajo en un día son excesivas. Es más, pienso que no debemos malgastar nuestro tiempo en tal mala costumbre y dedicarlo más bien a alimentar los excesos: pasar, como ansiamos y no manifestamos abiertamente, del esparcimiento al relajo puro para hacer de la libertad libertinaje, de modo que emborracharse no sea motivo de criticas sino de elogios. Bebamos hasta más no poder, hasta caer exhaustos para que, al despertar de la mona, podamos combatir el ratón con renovados bríos. Ello, seguramente, se reflejará en nuestro estado de salud y nos distanciará de la tentación laboral. Ya decía, al respecto, Don Francisco de Quevedo y Villegas: “para conservar la salud y cobrarla si se pierde, conviene alargar en todo y en todas maneras el uso del beber vino, por ser el mejor vehículo del alimento y la más eficaz medicina”.

Hay, además, que pensar en el amor. Quien trabaja tiene poco tiempo para amar. Y, si para colmo no bebe, entonces si es verdad que la enfermedad es grave. No quiero ahondar en el tema, sino mejor invitar a que reflexionemos o especulemos al respecto y, para ello, aquí transcribo algunos pareceres sobre el tema que podemos tratar de digerir entre trago y trago:

“Un vino es la más sana e higiénica de las bebidas"

Luis Pasteur

“Si los amantes del vino y del amor van al infierno..., vacío debe estar el paraíso."

Omar Khayyam, Astrónomo Persa (Siglo XI)

"El vino da brillantez a las campiñas, exalta los corazones, enciende las pupilas y enseña a los pies la danza."

José Ortega y Gasset

"Un buen vino es como una buena película: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria; es nuevo en cada sorbo y, como ocurre con las películas, nace y renace en cada saboreador."

Federico Fellini

"Me gustaría ser todo de vino y beberme yo mismo."

Federico García Lorca

1 comentario:

Tito Graffe dijo...

Hola Raúl Fuente,estas en tu mejor ambiente,bueno alegro saber que esta en codigo de barras,que tiempos aquellos, me imaginos que lo recuerdas. Saludo Tito Graffe


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