miércoles, 22 de agosto de 2007

EL ELVIS ROJO ROJITO / © Carlos M. Montenegro

Durante esta semana de conmemoraciones del aniversario de la muerte de Elvis Presley, me viene a la memoria otro cantante norteamericano que triunfó en medio mundo, el que había detrás de la cortina de hierro durante la guerra fría, el mundo socialista. Se llamaba Dean Reed y por esos lares lo bautizaron como “The Red Elvis”.

Este apuesto muchachón de más de 1,80 de estatura – con un extraordinario parecido al actor británico Roger Moore – había nacido en Denver, Colorado en 1938, desarrolló una fantástica carrera artística digna de ser llevada al cine, tanto que Tom Hanks tiene el proyecto de producirla, de muy joven aprendió a tocar la guitarra y a cantar, no lo hacía mal y cuando no había cumplido los 20, a instancias de sus amigos se presentó en Hollywood a bordo de un convertible de tercera mano y mochila con ropa de repuesto.

Contactó con un ejecutivo de Capitol Records, donde grabó su primer disco y gracias a su jovial sonrisa, atractivo físico y enormes ganas de triunfar, al poco ya formaba parte de la Escuela de Estrellas en los Estudios Warner Brothers. Hollywood no le gustó para nada y decía sin reservas que aquello era “una casa de putas”. Sus discos pasaban desapercibidos hasta que se enteró por su disquera que una canción suya – “My Summer Romance” – era n°1 en un lugar exótico llamado Chile; sin pensarlo mucho tomó un avión y se presentó solo en el país austral. Esa decisión cambiaría su vida.


A la mañana siguiente pasó algo para lo que no estaba preparado. Radio Minería, una
cadena nacional había divulgado una encuesta en la que había batido en popularidad nada menos que a Neil Sedaka y Elvis Presley, la prensa lo publicó y la noticia se regó como pólvora por el resto del continente que lo quería conocer, incluso vino al Show de Renny un par de veces. Así que las puertas del hotel la policía trataba de parar a centenares de jovencitas que querían entrar a ver a “su ídolo”.

A partir de ahí todo fue puro vértigo, grabó más discos, vivió en Chile donde hizo amistad con Victor Jara, Isabel Allende, su padre Salvador y Pablo Neruda de quienes adoptó su ideario. A la gente le gustaba ver a un gringo que firmaba manifiestos contra la guerra de Vietnam. Pasó a Argentina donde tuvo su propio show de televisión y protagonizó su primera película. Sus ideas se radicalizaron y cuando los militares llegaron a Chile y Argentina, Dean fue expulsado. Se fue a España y a Italia, desde allí fue a Helsinki, al Congreso Mundial de la Paz como miembro de la delegación de oposición argentina, donde protagonizó un rocambolesco incidente que terminó con Dean cantando y haciendo corear a los congresistas himnos de protesta contra el racismo yanqui. El delegado soviético Nikolai Pastoukov vio una oportunidad de oro y le invitó a Moscú. Reed no lo dudó.

Sus discos se vendieron por millones, hizo cientos de conciertos por 32 países, abarrotando stadiums coreando sus canciones. Protagonizó, produjo y hasta dirigió más de 20 películas. En 1986 murió en extrañas circunstancias en Berlín Oriental. Pero ese es otro tema. carlos.managerman@gmail.com

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