viernes, 14 de agosto de 2009

LEO UN POEMA DE ELEAZAR LEON, QUE SE HA IDO


Cenit

Una chicharra teje a mediodía
el único deseo de su tonada.

Es un violín de una sola cuerda:
árbol y canto.

Por lo extremado de su número fijo
debe de ser un gran deseo. No
se sabe qué dice ni qué procura:
vibra nada más en delirio monótono de lluvia.
No demasiado, no se le pida
mucho al canto sonámbulo
ni al deseo de la chicharra:
repite en el cenit
la sola claridad que conoce su sueño
sin variaciones ni riquezas, fija
y hermosamente fatal.
A la vuelta de un día será hojarasca
pero habrá conocido bajo la cúpula
de un cielo de inclemencias
ebriedad, consagración, fiesta, destino.

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