Cenit
Una chicharra teje a mediodía
el único deseo de su tonada.
Una chicharra teje a mediodía
el único deseo de su tonada.
Es un violín de una sola cuerda:
árbol y canto.
árbol y canto.
Por lo extremado de su número fijo
debe de ser un gran deseo. No
se sabe qué dice ni qué procura:
vibra nada más en delirio monótono de lluvia.
No demasiado, no se le pida
mucho al canto sonámbulo
ni al deseo de la chicharra:
repite en el cenit
la sola claridad que conoce su sueño
sin variaciones ni riquezas, fija
y hermosamente fatal.
A la vuelta de un día será hojarasca
pero habrá conocido bajo la cúpula
de un cielo de inclemencias
ebriedad, consagración, fiesta, destino.
debe de ser un gran deseo. No
se sabe qué dice ni qué procura:
vibra nada más en delirio monótono de lluvia.
No demasiado, no se le pida
mucho al canto sonámbulo
ni al deseo de la chicharra:
repite en el cenit
la sola claridad que conoce su sueño
sin variaciones ni riquezas, fija
y hermosamente fatal.
A la vuelta de un día será hojarasca
pero habrá conocido bajo la cúpula
de un cielo de inclemencias
ebriedad, consagración, fiesta, destino.
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