domingo, 4 de enero de 2009

TRUCOS MORTALES Y TRUCOS VENIALES / Carlos Montenegro



Es habitual que cada fin de año la gente se inunde de buenos deseos hacia sus familiares, el prójimo, y cómo no, a sí mismo. Pareciera casi seguro, que a partir del primer segundo del nuevo año ya la cosa mejorará. Bueno, pues déjenme decirles que no es así, y si eso le ocurre a alguien, debe ser pura casualidad.


Estamos dejando atrás un año francamente infausto —globalmente hablando— y a mí, el cuerpo me pide desear que lo que venga sea para mejor, y toda la gente al parecer está en lo mismo. Pero por un lado buenos deseos, y por otro nos bombardean diciendo que lo que viene es “candanga con burundanga”, expresión que etimológicamente desconozco, pero que no me hace barruntar nada bueno. Mirándolo bien no se deben desestimar los malos pronósticos, porque casi siempre se cumplen; los buenos a veces también, pero convengamos que son las menos. Para mí, que aquí hay trucos malvados.


Sólo hay que echar una mirada atrás. Los inversores tienen sus trucos para llevar al huerto nada menos que a los banqueros y los desbancan; los banqueros aplican los suyos para que los gobiernos les presten los reales que nos chulearon a nosotros y si esto se compone nos volverán a chulear. Démosles tiempo. Los gobiernos a su vez emplean sus trucos para persuadir a sus Congresos de que hay que empezar nuevas guerras en las que lamentablemente habrá “muertes colaterales”… y así se podrían escribir libros y libros. Los trucos menos usados son los que permiten hacer las paces o no robar.


Por estas fechas veo que tampoco yo he contribuido con algo maravilloso a la humanidad como quisiera, debe ser porque no sé cómo. Pero hoy me he propuesto, modestamente, aportar algunos trucos (para bien), aprovechando lo poco que he aprendido de mi hobby favorito: cocinar. POR EJEMPLO:

Acelgas: Suelen dejar un típico sabor amargo; lávenlas primero con agua bien caliente y se eliminará esa sensación después de cocinadas.


Ajos: para que no repitan el sabor córtelos longitudinalmente y quíteles la raíz verde; después de pelarlos y cortarlos no se lave las manos frotándolas; ponga los dedos debajo del chorro de agua del grifo unos segundos sin frotar y resuelto. También sirve para el olor de cebolla después de cortarla

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Alcachofas: cuando sean en lata o frasco, antes de usarlas póngalas un par de minutos en agua hirviendo y perderán la acidez típica de las conservas. Añada al agua un chorrito de jugo de limón y no se oscurecerán.


Almejas: para limpiarlas, póngalas a remojar en agua con sal y un chorrito de vinagre durante una hora, luego enjuáguelas bajo el chorro del grifo.


Arroz: si quiere que quede bien suelto y no se pegue, añada unas gotas de jugo de limón cuando esté cociendo.

Calamares: a veces no están tan suaves como quisiéramos; sumérjalos en leche durante un par de horas, séquelos bien para que no salpiquen en el aceite y prepárelos como lo hace habitualmente.


Cazuelas de barro: antes de estrenarlas para que no se rajen en contacto con el fuego, llénelas de agua hirviendo, y deje que se enfríen; después cambie el agua y ya en el fuego llevar a ebullición lentamente. Lávelas y a usar, pero procure no hacerlo con el máximo de calor nunca.


Y se acabó el espacio, así que en el 2009, ojalá coman sabroso



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