jueves, 6 de noviembre de 2008

EN DEFENSA DEL BUEN GUSTO/ Rosa Bertin

tomado de http://lalunaazul.wordpress.com/

Este viernes, cuando me instalé en mi barra semanal, me quedé un instante indecisa, no sabía qué cocktail pedir… Eché un vistazo a mis vecinos de barra tratando de adivinar qué estaban tomando, y ví que manipulaban unos divertidos agitadores luminosos, rojos, verdes, amarillos…


El agitador es un accesorio que nos salva del mal gusto, decreté para mis adentros, pensando en esa gente que mete el dedo dentro del vaso para menear los cubitos de hielo, qué chocante. Precisamente, en estos días las cámaras de televisión mostraban a los diputados -no sé que estarían celebrando en el parlamento- tomando algo ¡en vasos de plásticos y utilizando el dedo como agitador!


El mal gusto abunda en los curules, me dije. Es más, hace tiempo que el mal gusto se ha convertido en una institución política. Aaay, aquellas diputadas de antes de la revolución, las demócrata-cristianas y las social-demócratas: todas se veían igualitas luciendo sus tailleurs de lino con abundante pasamanería en solapas y puños, combinando rojo y morado, amarillo y negro…


Y qué decir de las diputadas revolucionarias de ahora, aunque anoto un punto a su favor: ¡hay que ver cómo les gustan las chaquetas de gamuza, parecen unas burguesas “bon chic-bon genre”! Ya dejaron de ponerse aquellos chalecos multibolsillos de inicios de la revolución, adiós para siempre a los blue-jeans ceñidos y a las cabelleras esponjadas nada fashion… Ahora se visten con marcas de las más caras, aunque no siempre del mejor gusto.


Deberían seguir el ejemplo de la Condolezza Rice, con esa fina silueta tan elegantemente sobria, nunca lleva cartera (me encantaría poder andar por la vida sin llevar cartera). Y antes que ella, tampoco la llevaba Madeleine Allbrigth: añoro sus broches en la solapa, sus faldas de traje bien cortadas -como era regordeta, sabía que no podía permitirse llevar pantalones…

¡No a la chabacanería! En defensa del buen gusto, pedí un Cosmopolitan, el mismo que tomaban las chicas de Sex and the city. La película me decepcionó un poco; pero la serie, nunca me la perdía: me fijaba mucho en la ropa de Carrie Bradshaw, la chica interpretada por Sarah Jessica Parker, una ropa audaz diseñada por Patricia Field, la misma que vistió a la Barbie… Personalmente, prefiero vestirme con cierta sobriedad porque creo que ésa es la clave de la elegancia.


El barman me trajo mi Cosmo: la vodka y el cointreau estaban excelentes con el toque de arándano y limón. Me encanta tomarme un coktail en un sitio agradable, divagando tranquilamente, con los codos apoyados en la
barra… ¡Si me viera sor Bernadette! No era muy cristiana, sor Bernadette, cuando nos daba clase de manualidades y nos pinchaba las manos con su aguja cada vez que entregábamos una labor mal hecha… Aquellas monjitas barbáricas nos obligaban a rezar varias veces el “Yo pecador” para castigarnos, los viernes, cuando las adolescentes tratábamos de alegrar el uniforme del colegio poniéndonos una blusa bordada, o un collarcito de perlas, unas medias caladas, un cinturón ancho que marcara bien el talle…

A estas alturas de mis divagaciones, de repente tuve como una revelación: me di cuenta de que en mis viernes actuales, en vez de poner una fantasía en mi uniforme, me voy a una barra y me tomo un cocktail. Si me ve desde allá arriba, sor Bernadette seguirá suspirando: “¡Esta niña no tiene compón!”


Me sentí como culpable, así que apuré mi último sorbo de cosmo y, en vez de pedir un segundo trago, me fui a mi casa a dormir…


http://lalunaazul.wordpress.com/


Rosa Bertín es diseñadora de modas, vende sus modelos en “The Great Mogol”, su tienda de modas en Miami. Todos los viernes se toma un cocktail en una barra de Caracas.

No hay comentarios:


Click aquí