martes, 6 de mayo de 2008

LA REBELIÓN DEL VICIO/ Carlos M. Montenegro desde Logroño



La cosa empezó hace unos años cuando las autoridades sanitarias del imperio – y ya saben cuál – junto con las de otros países que se llaman desarrollados, decidieron cambiarse la chaqueta y comenzaron la gran cruzada antitabaco. Poco a poco los demás países se han plegado a la doble moral, apuntándose a la cosa con creciente éxito. Resulta, que cada vez está peor visto fumar y hacen que sea cada vez más incomodo; va desde los que exhiben cara de ustedes ya saben qué, hasta los que tratan directamente a los que fuman como apestados y los van acorralando como si fueran delincuentes. Hay países que los relegan a los más apartados rincones de la calle, donde se les puede ver fumando en corrillo no sin cierto bochorno.

No voy a negar que dejar de fumar será una buena cosa, pero no me parece bien que se haya logrado un consenso tan generalizado de repudio a los que fumamos. Yo de momento no pienso darme por aludido por consumir algo que se publicita y se vende legalmente; además no me quiero dejar coaccionar por los ejércitos de alienados que se han apuntado a tal cruzada porque sí; que se sienten tremendamente agredidos por lo que hasta hace poco les importaba un bledo y muchos incluso lo practicaban con fruición y placer. Era cuando les decían que fumar ésta o aquella marca era chic, o como se dice ahora: “cool”. Deben ser los mismos que se visten y calzan con marcas que les dicen lo mismo sin importarles qué tal les sientan, y frecuentan restaurantes y bares según la decoración, sin interesarles lo que les dan de comer o beber. Claro que el dejar de fumar les ayudará no poco a sufragar los costos de probar todas las “nuevas tendencias” y consumir todo eso que ahora suele ser de “autor”, sin pensar tal vez que autores ha habido toda la vida, y los buenos siempre han sido los menos.

Las autoridades hacen campañas, pero casi siempre por quedar bien con los votantes, pero no cierran las empresas que producen cosas que “matan”, tal vez porque los candidatos a morir dejan más del 80% de lo que gastan en manos del fisco, así, nos dicen lo malo que es, pero con la boca chiquita.

Yo pienso que se debería canalizar tan súbita conciencia sanitaria de tanta gente antitabaco, en otras causas, dignas de pararle bolas también por lo peligrosas para nuestra vida, manifestándose con la misma vehemencia a las autoridades competentes, para que pongan letreros bien visibles e igual de amedrentadores por ejemplo a los automóviles, a las motos, a la mayoría de los programas de televisión, a ciertos cuerpos policiales, judiciales, a ciertos alcoholes y tantas cosas que se me escapan, pero con carteles bien grandes y permanentes donde diga muy clarito por ejemplo: “ESTO MATA y BASTANTE”.*

Mientras eso llega, no dejo de ver con complacencia que en la ciudad donde nací, conocida por su buen beber y mejor yantar, en la mayoría de los establecimientos públicos han colocado carteles que rezan más o menos: “En este establecimiento se puede fumar”, violentando la ley vigente que lo prohíbe expresamente; otros, de talante más democrático dicen: “En este restaurante si usted quiere no fume”. Es como si el vicio se rebelara.

* También hay ojos y escotes que pueden matar, pero eso es otro tema.

carlos.managerman@gmail.com

En las fotos: Carlos Montenegro probando pinchos en un concurso en la Taberna de Baco ( Logroño); Carteles permisivos y desafiantes de las regulaciones contra el cigarrillo en la calle El Laurel; Otros vicios que pueden matar.

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