El núcleo duro de la peña lo formaban Héctor Flores , también guariqueño y hoy su mejor imitador; Carlos Giménez, biólogo marino que traía a la tertulia saberes insospechados para el resto, que versaban sobre los hábitos de los peces y especialmente sobre el señor atún y sus asociaciones; Alberto Centeno, la afabilidad metabolizada en deportista y un maestro en los asuntos de la enseñanza; y Gustavo Oliveros, el alma de la fiesta , de la estirpe pacifista que heredaron los verdaderos judokas, y periodista de mil y un campos de batalla. Por supuesto yo mismo, que tuve el privilegio de ser invitado a estas libaciones periódicas, repletas de embustes , desahogos y mucha catarsis.
El crecimiento de la peña no fue abrupto sino más bien pausado, pero muy consistente. El poder de convocatoria de Gustavo atrajo una tribu de periodistas fantasiosos como Yajaira, Coromotico, Nella y Vitico , y al imprescindible Raúl Azuaje, con quienes la peña comenzó a estudiar la posibilidad de tener un medio de expresión. Con Raúl llegaban además los escritores José Pulido y Petruvska Simne. No tardaron en incorporar a Olgamar Pérez , editora y dueña de una imprenta, con quien terminó el larguísimo lapso de ensueño y fantasía. Gustavo se embraguetó , le dio vida a la revista y la ha mantenido a tracción de sangre. El solo la organizaba, hacía las fotos, la diseñaba, la llevaba a la imprenta, la vendía y la distribuía. Hay que reconocer este empecinamiento y energía. Los demás sólo escriben y celebran.
En el interín Alberto le inyectó a la peña una apertura hacia sus redes personales y amistosas en el Guernica, donde la revista tuvo su primera sede y centro de distribución, y luego fue fácil compartir vida con las otras peñas y los otros barsianos de la parroquia. El grupo se abrió a La Cita, el Imperial, Las Burgas, la Tasca de Ouro, el Moderno, el Achuri, La Tertulia e hizo familia con los bar tenders y los mesoneros...En ese mismo proceso se incorporaron militantemente a la peña Raúl Fuentes, Tulio Hernández, Gustavo Méndez y Milagros Rodríguez, y luego Humberto Márquez y Oscar Hernández. La barra tenía su gente, su código y su revista.
La peña no es ya la misma, pero su núcleo duro se sigue reuniendo como una cofradía que siempre, de una u otra manera, brinda fervorosamente por la memoria de su fundador, Saúl Alvarado , el Homo criticatus convenienceii, como lo bautizó el taxonomista Carlos Giménez, gran Linneo de la peña.
¡!!!Feliz Aniversario y Feliz Navidad!!!!
2 comentarios:
Lo mejor de esa Barra son las fotos. Porqué no publican mas de ellas en lugar de escribir tanta bolsería. No conozco a SAÚL ALVARADO pero me gustaría ver su imagen. ¿Un video de MORELLA MUÑOZ? Saludos.
Vivo en el extranjero y esta barra es una conexion permanente a la Caracas hermosa, llena de personajes, de gran colorido tropical, con mentes creadoras, agudas y rapidas. Un gran jaleo, como dicen los espanoles. Para mi, la barra caraquena esta en el tope del mundo por sus personajes. Hay mas caras, mas bonitas, mas especializadas (deportes) o en sitios realmente interesantes (Tobacco Road esta en una zona roja de Miami). En fin, la diversidad de conversaciones y creatividad de las barras en Caracas, no la he visto en ninguna otra parte. Felicitaciones y aqui estoy a la orden en Miami.
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