martes, 27 de noviembre de 2007

SHERLOCK HOLMES DICE ¡NO!/ Gustavo Méndez

“… aún así, va a soplar viento del Este, un viento como nunca se ha visto soplar en Inglaterra. Será un viento frío y crudo, Watson, y puede que muchos de nosotros nos apaguemos bajo su soplo.”

El 221 BAKER STREET PUB & GRILL está dedicado a recordar a ese arquetipo de la literatura policial que hoy NO es de ficción: SHERLOCK HOLMES. Paradójicamente, este Pub NO queda en Londres sino en Houston, de forma que es un homenaje incongruente, un miramiento a la tejana, incoherente con el cosmos de CONAN DOYLE. Quien vaya encontrará mesas de pool, maquinitas electrónicas y podrá ver, hasta el hartazgo, todo evento deportivo que se efectúe en el mundo.
Allí conocí, hace unos pocos años, a un venezolano devoto de ese autor, o, con más precisión, de su personaje. Mientras su esposa convalecía en alguna clínica de Houston, el paisano trataba de recrear y realimentar en el pub su afición por el detective.
Militar activo con grado de General para la época, en la tertulia omitió referirse al tema de la política venezolana. Tampoco yo insistí. A cambio, durante el trasiego de 3 ó 4 cervezas disertó sobre algunas características de la narrativa holmesiana. Habló de cómo ―con la sola excepción de Watson, el escudero― todos los personajes de la saga eran extravagantemente inteligentes. Nombró a la hermosa, despiadada y perspicaz Irene Adler (“Un Escándalo en Bohemia”), cantante de ópera que fue una de las pocas mujeres (¿la única?) que logró llevar a Sherlock a la cama, con magros resultados; del profesor Moriarty, filósofo, pensador abstracto, un genio del mal (“El Problema Final”).
Para mostrar su desagrado con el pub tejano describió otro pub: el “SHERLOCK HOLMES PUB”, cerca del afamado Big Ben en Londres, pero lejos de la mítica residencia de Holmes, en Baker Street. Comentó sobre algunos íconos que allí se encontraban: la réplica del Stradivarius favorito del detective; las letras VR (‘Victoria Regina’) grabada a tiros en pared o la hipodérmica con la que se inyectaba la droga de su predilección.
— “Estando en ese pub en Londres, muchos años antes, en 1989, en otro febrero —remarcó—, pude presenciar en TV un debate sobre el golpe del Coronel Tejero y otros militares contra la recién inaugurada democracia española. Se decía por esos días que la Thatcher, a la sazón Primera Ministra de la Gran Bretaña, fue informada por un Coronel de Granaderos (jefe de su Casa Militar) sobre el enfado que había en el Ejército inglés por la torpeza de la política gubernamental en Irlanda y su intervención en el conflicto entre católicos (IRA) y protestantes que cada día teñía de rojo las calles de Belfast. La THATCHER habría preguntado: “¿Y que piensan hacer los descontentos al respecto? ¿Qué haría usted, si estuviese entre éstos?” A lo que el Coronel respondería: “NO volver a votar por usted nunca más y recomendar a nuestros allegados que hagan lo mismo”.
— “Por cierto que yo estaba en la comitiva de Hugo cuando, mucho tiempo después (sobra decir que él nunca está a la hora de los tiros, que es renuente al olor de la pólvora) visitamos en Madrid la sede del Parlamento español, lugar donde se desarrollaron los principales incidentes de aquel golpe. Allí permanecen en el techo del hemiciclo las perforaciones de la ráfaga de proyectiles disparada por Tejero mientras vociferaba a los ministros y diputados allí presentes: “Todos quietos”. España conserva los orificios en la escayola del techo como un reproche permanente a lo que nunca debió haber sucedido y para que nunca suceda de nuevo. Al mostrarlos el alto funcionario que era nuestro guía, Hugo, sobresaltado, palideció” (continuará).

1 comentario:

Alejo Urdaneta dijo...

Igual que el militar cuya identidad permanece en el secreto, he sido y soy todavía devoto de Holmes, y claro que de su creador Conan Doyle. He leído todas sus novelas, las largas, y sus cuentos precisos. Gustavo debe ser también buen lector del detective, pues lo vemos en los nombres que cita en el código. El NO de Gustavo se despliega por todo tu texto. Felicitaciones. Alejo


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