jueves, 1 de noviembre de 2007

LO MEJOR / Manuel Malaver.


Los mejores datos desde que ejerzo la profesión me los han pasado en una barra. Los mejores chismes políticos, financieros y sociales los he oído en una barra. Los mejores amigos han sido aquellos que por azar nos hemos tropezado en una barra. En ellas he presenciado las más grandes discusiones sobre diversos tópicos, las mayores críticas a los gobiernos de turno y los mejores consejos que alguien pudiera dar en cuestiones tan importantes como el amor, el galanteo y las relaciones familiares. Incluso hasta para los problemas banales, una barra es como una tabla de salvación para un náufrago. Es un lugar de encuentro y ¿por que no? también de desencuentros. Una especie de sauna contra el estrés y un centro de convenciones para los mas conspiscuos personajes. Siempre las barras han sido sitios para todo tipo de conexiones, sobre todo la que se logra con el barman, quien es la mejor muestra de sinceridad y transparancia del local. Es muy raro que un mesonero de la barra te vaya a engañar con una bebida. De las mesas, no esperes mucho, cualquier cosa puede pasar que dificilmente ocurriría en una barra.

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