lunes, 22 de octubre de 2007

DEAMBULANDO EN TORNO AL 4 GATS / Tulio Monsalve

La casualidad y el mas puro azar de esa ciencia barroca del Internet nos llevó a descubrir una Avenida muy corta del Barrio Gótico, de Barcelona, cuyo nombre ya era una anunciación, Portal De L´angel. Desemboca en la ultra conocida Plaza de Cataluña y cual río, va a terminar en un castillo, a cuyos lados se desvanece en dos callecitas, muy del clima del Barrio.

Por allí caminaba, en una des esas peripecias que nos inventamos para derrotar ese corto mal tiempo que hay que sobrellevar, entre tu improductivo y estrepitoso arreglo y vestimenta y el amplio y cuidadoso que corresponde a las delicadas operaciones que en ese manejo ejecutan las mujeres.

De pronto apareció ante mi el nombre de una calle: Montsió. Que resultaba tan extraño como tantas de los cien que había ido almacenando en el sin sentido de lugares que miras, pero no ves. Fue un nombre, singular, llamativo, pero sin conexiones aparentes con mi reducido aparato de memorización. Muy al rato, el nombre volvió a hacer pequeños corto circuitos. De pronto ya el asunto se mantenía en una reiteración de impulsos intrigante. Decidí adentrarme en la estrecha vereda y tratar de descubrir que era lo que me atraía. Estaba ya casi seguro de que por algún lado este nombre recordada algo.

De súbito apareció frente a mi un nombre, la Casa Martí, colocado en la pared en una placa que aludía a su Arquitecto, Joseph Puig , me dije, tal como mi amigo y respetado Arquitecto catalán - venezolano José Puig.

La casa que descubro llama la atención por su raigambre medieval gótico, con bellos e irrepetibles ornamentos de cerámica y complejos pero bellos adornos de hierro forjado. Leo el nombre del local, que ahora aloja, Els Quatre Gats. Un medallón anuncia: fundado el 12 de junio de 1897. Para el momento era un cabaret, me sorprende la belleza del local y sobre la nobleza y fuerza de su barra muy cuidada hoy, por el barman León, a secas y ya.

La mezcolanza de los asistentes, en el momento de su inauguración, así como su sobradas capacidades e ingenió dio como resultado intelectual, entre otros, el surgimiento de formas tan expresivas como el modernismo, que se enfrentaba a las no pocas convenciones sociales de la burguesía del momento, fue lugar de ruptura con el naturalismo y la retórica romántica, tan de moda en esa Barcelona y Europa de fin de siglo.

La fiesta de los amantes de esa grandiosa barra duro del 1896 a 1903, la bohemia que albergaba y la aventura embriagadora que todos brindó, de pronto se esfumo y como era de esperarse terminó en una dolorosa resaca. Poco a poco los contertulios se fueron desparramando y en vista del desahucio la Revista l'Esquella de la Torratxa ilustraba el desencanto de los barceloneses por el cierre del local con un texto a una caricatura que decía: Ya que Pere nos ha plantado / como quien dice sin avisarnos / ¿no habrá una alma buena / que quiera venir a ampararnos?.

El local volvió a resurgir por los 20 y si antes alojó a Rubén Darío, declamando, a Pablo Picasso, ilustrando la carta del menú, esta claro en las biografías de Buñuel la de Salvador Dali, y Utrillo, que sus sillas los alojaron y sirvieron bebidas, allí se oyó a Albeniz y a Granados, y, a pesar de sus rigurosos hábitos sociales también brindó de beber, una que otra colada de ajenjo a los arquitectos Doménech y Antonio Gaudi.

Els Quatre Gats se instaló y la gente que, de manera incondicional, lo frecuentó: artistas e intelectuales, calificados modernistas, en su mayoría preconizaban cambios ideológico y culturales destinado a afectar al conjunto de lo social y las artes del mundo. Sus aires venían de la Comuna de París, se entroncaron con la Revolución Rusa y sin duda se conectaron con la vanguardia anti franquista, a no dudar, e inspirados, por los aires de todas estas revoluciones impulsaron los movimientos simbolistas e impresionistas que soplaron por todo Europa occidental. Desde allí se ordenaron los escudos de una eterna izquierda que no cesa de vivir y de ser referencia de la política de hoy, allá en Europa y acá en América.

Estar en la Barra de Els Quatre Gats e impulsarse con un vino y mirar este entorno, es comenzar a soñar en ¿cómo sería el Pablo Picasso, que colocó allí su primera exposición pública?. Eso vale la pena, por la barra y su significado y por el azar de toparme con la Calle Montsió y revivir ese glorioso mundo del intelecto.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Me parece maravillosa la nota escrita por este colaborador. Excelente. Soy un catalán que vive en México y he leído su página con mucha fruición. Lo único que resiento es que en ella no se menciona a uno de nuestros grandes pintores: SANTIAGO RUSIÑOL, quien con otro gran pintor, RAMÓN CASAS, financió la instalación de ELS QUATRE GATS y ambos fueron los principales activadores de la época de gloria que menciona el autor. SANTIAGO bautizó el local al predecir, equivocadamente, que no tendría éxito porque por esa calle no pasaba nadie. Según muchos, allí nació la pintura moderna. Para los lectores curiosos, les aconsejo entrar en la página de JOAN ROMEU, quien abunda en detalles sobre el tema y coincide con el autor en su tratamiento y hasta en la redacción del texto.
http://www.webpersonal.net/romeu/los4gats.htm


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