Alberto "Chino" Rodríguez Barrera
LA RENUNCIA
He renunciado a ti. No era posible;
fueron vapores de cervecería,
son ficciones que a veces le dan al sumergible
cierta esperanza de refinería.
Yo me quedé mirando como el Volga se iba
poniendo en cinta de la estrella,
lancé mis divisiones hacia ella
y supe que la estrella estaba arriba.
He renunciado a ti, nazistamente,
como tuvo que hacerlo Juan Vicente,
he renunciado a ti, como Caracas
que ha renunciado al agua y a las cloacas,
como el que ve partir las caraotas
con rumbo hacia imposibles y ansiados continentes,
como el pollo que siente sus entretelas rotas
cuando ve a Guillermo Austria que le enseña los dientes.
Como el avión que renunció a Inglaterra,
como el Bismarck que renunció a los faros
y mis soldados a ganar la guerra
y Mussolini a los patines caros.
He renunciado a ti, como Tejera,
como el doctor Castelli a la cartera,
como esos falangistas singulares,
con las manos vienesas y las tripas vacías,
que comen misas vascas y Carmonas Nenclares
en los escaparates de las pastelerías.
He renunciado a ti, pues mientras viva,
iré perdiendo un poco de lo que antes tuviera,
y al final, con qué fuerzas iré a la defensiva
en mi ofensiva de la Primavera.
Yo voy hacia mi propio Berlín. Como el poeta,
cuando renuncie a todo, me suicido o me entrego;
desbaratando planes, me cogerá el planeta;
mi ofensiva es el viaje del que se va a San Diego...
2 comentarios:
Chino, esto es un reglo! gracias,
khkj;
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