domingo, 9 de septiembre de 2007

EL AMOR ETERNO DURA MUY POCO / Pablo Antillano

( VIENE Chismes de barra III ) Pero Milagros, ahora lo confiesa recostada de la barra del Aprile, temía también a las mañanas. Temía esas mañanas en las que su marido al abrir los ojos quería contarle su sueño. ¡Que no me lo cuente!, ¡Que no me lo cuente!, ¡Que no me lo cuente!. ¡!Pero que va!!. Tenía que oírle con paciencia que había soñado con Roxana, con Mariela, con Rebeca. Que había tenido una fantasía dionisíaca en un ascensor atascado. Que se había embriagado con unos animales. Que entraba desnudo en una sala de conferencia y Violeta, su ex - esposa, lo había apuntado con el proyector de Power Point. La cama matrimonial se iba llenando de gente, de duetos, de tríos, de recuerdos, de símbolos, de evocaciones, de multitudes incómodas en la febril imaginación de Milagros.

Ella amaba, en cambio, aquellos desayunos en los que él bajaba el periódico y sus miradas se encontraban por largo rato, en silencio. Se miraban, se miraban, se miraban sin parpadear. Tan intensa era la mirada matutina que sus humores se diluían en un solo océano. A veces terminaban en la alfombra, arrancándose el pijama y besándose hasta morir. (Continuará)

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