miércoles, 1 de agosto de 2007

DE COMO MANTENERSE JOVEN SIN MORIR EN EL INTENTO/ Gustavo Oliveros


Domingo es especialista en cirugía estética. Hace tetas como si vendiera CD quemados al por mayor. Remoza los párpados y elimina verrugas a fuerza de cautín. Estira el pellejo del cuello y lo arremanga por la nuca, donde las greñas del paciente prestan una contribución impagable. Tiene una clientela enorme y algunas veces no se da abasto para su recreación personal. Si alguien no quiere pelos en las axilas, ahí aparece el galeno con su fórmula depiladora que los hará desaparecer de un brochazo. Si su trasero no le agrada ante el espejo, en un tris el cirujano lo acomoda a su gusto. Un bultito aquí, otro más allá y a exhibir con orgullo aquello que le hizo expresar a un transeúnte en pleno centro y en alta voz: “Si así es el infierno, que me lleve el diablo”. Cosas de mujeres que bastante derecho tienen a ser felices mostrando sus dotes aunque no sean naturales. Cosas de hombres que exigen a diario figurones a los cuales dirigirle miradas pecaminosas, algo obscenas y colmadas de lujuria. Cosas del mercado de trabajo y de la oferta y la demanda. Si, ahí precisamente está el meollo del asunto Vainas del capitalismo salvaje. “Se solicitan jóvenes de buena presencia, del sexo femenino que sepan alternar con el público. Favor abstenerse quienes sientan cierta repulsioncita al verse ante el espejo. Posdata: si está como Dios manda, no importa si es muda”. Así, las feas no tienen chance, las desaliñadas tampoco, ni la enanas, ni las gordas. Olvídense las sin culos. Lo más asombroso aún es que cuando estas candidatas llegan currículo en mano al establecimiento se encuentran que quienes las evalúan también son mujeres: “A ver, cuánto es dos más dos”. Dónde se hace usted las uñas, cuál es su peluquera. Bienvenida al mundo de las anfitrionas. Las mujeres suelen verse ellas mismas, odiarse entre ellas y criticarse las arrugas, la celulitis y hasta los lunares. Eso dicen los expertos. Por ello el mercado femenino es abundante en frivolidades. Cosas de mujeres. Bájese de la mula en cómodas cuotas y vamos arrancando pellejos, cambiándolos de lugar, planchándolos, abultándolos. Todo en un tronar de dedos cual misión milagro. Para más información, preguntar por el susodicho en el restaurant Guernica en horas de reposo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querido Gustavo:
El tema me divierte y me encanta como escribes pero quiero elevar mi mas enérgica protesta por tanto machismo concentrado (sobre todo a partir de la segunda mitad). ¿Sabías que los machistas están pasadíiiiiiiisimos de moda?
Yo


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