domingo, 15 de agosto de 2010

OYENDO A MANEL / Desde la Umbria, Italia


sencilliiiito..

Pablo, hermano. Te mando ese mini discurso de José Mujica, el presidente de Uruguay. Ya se que, después de todo, es un político pero, coño, cuando yo sea mayor quiero tener un presidente que, por lo menos, hable así.

Te veo, cada vez mas asombrado y envidioso, en tu código de barras. Tu cara divertida, de diablo perverso y travieso, aparece en los bares y lugares mas insólitos. Ni siquiera parece que ese régimen afecte tu fisiología. ¿Has conseguido un hígado de repuesto?. Será chino, me imagino. Ese lugar, los esteits, al que creo que fuiste por primera vez conmigo, se te ha convertido, a modo de venganza patriótica, en una especie de patio trasero. Un patio lleno de bares con gente que te abraza y brinda contigo. No puedo evitar sentir que me estoy perdiendo algo muy gordo en ese cerro en el que vivo encaramao. Pienso, mientras aporreo el bombo en una banda de un pueblito cercano, con estandarte por delante y Madonna por detrás, que tu posiblemente estás en ese momento "compartiendo" con algún clón de Hemingway en algún bar exótico que proximamente será rebautizado Heminllano o Antiway. ¿Que hago con ese sentimiento bajo y rastrero, hermano Pablo? Menos mal que luego me llegan de no se donde efluvios de consolación. Pienso entonces que a mi posiblemente me fallaría la motivación para una vida tan "codificada" y que, en realidad, ese cerro en el que estoy es hermoso. Y que tocar el bombo es catártico y no digamos el bombardino, al que también le doy un poco, y que hace huir despavoridas a mis nieticas medio gabachas. Además, el mundo mundano me llega de vez en cuando en forma de visita y yo, muy raramente, hago incursiones breves a la civilización. Y por último, esa "explosión universal del conocimiento" de la que habla Mujica, es una maravilla que trasciende las barras, las buenas y las malas.

Un abrazo. Es posible que caiga por allí en Enero.

Manel

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