viernes, 28 de agosto de 2009

DISHWASHER / Pablo Antillano



Aqui consideran que todo apartamento debe tener un dishwasher, asi que, como éste no funcionaba, la dueña mando a poner uno nuevo. Llegó el viernes, ¡flamante! , nuevecito, despachado por “The Home Depot”, con sus instrucciones y dos instaladores: uno salvadoreño y el otro ecuatoriano. El primero era el jefe, claramente, y hablaba muchísimo en un español asombrosamente correcto. Según él, siempre es bueno conocer a algún venezolano y confirmar las malas noticias. Su decisión ha sido tomada, la de ambos : se quedarán para siempre en Estados Unidos. De aquí, dicen, no los mueve nadie. Hace unos pocos años creían que podían volver a sus países, que algo estaba pasando, que venían nuevos tiempos, más justos, menos duros. Pero ya se `desilusionaron : reciben noticias de sus parientes, leen los periódicos y piensan sabiamente en sus propias familias. Las peores noticias vienen de Venezuela. Ni de vaina. Aquí nos quedaremos. Sus razones, una docena de ellas, son contundentes: no pagaremos peaje a las “maras”, ni a los metropolitanos, no hay secuestros ni desapariciones, es duro pero hay trabajo, hay platica, hay leyes y hay libertad. El dishwasher ya está funcionando, da lástima quitarle el plástico de adelante, lo hace ver nuevecito.

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