lunes, 16 de marzo de 2009

PROGRAMAS MATUTINOS/ Pablo Antillano



Hay una ciudad que calla y espera. Inmóvil como un gato, mueve los ojos y apenas la punta de la cola para medir la dirección del viento. Se le ve quieta, ronroneando, rumiando apenas su inquietud. Hay un rumor con sordina, un rumor expectante.

Hay un país ruidoso, radioeléctrico, que pasa por las mañanas como una ingenua bandada de pericos y desaparece ritualmente, devolviéndole el sonido al fondo monocorde de las cigarras. Esta fragorosa sinfonía de los programas matutinos de opinión abre, cómo los pericos, el apetito del gato, pero éste –demasiado alejado de los pericos -- no tarda en volver a su condición silenciosa y expectante.

No hay comentarios:


Click aquí