domingo, 29 de marzo de 2009

CRÓNICAS BARSIANAS / Cuidado con lo que citas / Raúl Fuentes

La dieta y la pelazón lo habían alejado por un tiempo de bebederos y comederos habituales. Eso trataba de decirme el gran Mamandi, o Mamandini como también se le conoce. Boxeador, torero, trapecista, cocinero, guardabosques, cartero, payaso, marino mercante, dealer y aguantador. Un currículum digno de escritor norteamericano. Y es que Mamandi – o Mamandini - había probado suerte en un sinnúmero de ocupaciones ninguna por lo visto suficientemente atractiva para convertirse en carrera u oficio permanente. Con o sin ocupación siempre respondía al ¿cómo estás? con un invariable ¡mamando!, de allí su nombre o sobrenombre.

Mamandi (o Mamandini) había reaparecido con una nueva profesión a cuestas: periodista. Pero, según se apresuró a precisar, estaba mamando. Lo acaban de despedir del periódico de provincia al que surtía de horóscopos, efemérides, pasatiempos, citas, chistes y recetas de cocinas páginas misceláneas al mejor estilo del Reader’s Digest y que, me aseguró se orientaban a informar, enriquecer, entretener e inspirar, con un toque de maldad, tu sabes. La verdad es que yo no sabía nada y deje constancia de ello. Bueno, un poco de compromiso, de conciencia, de tomar partido frente a lo que pasa, ya sabes a lo que me refiero. Yo seguía sin enterarme, pero nada dije. Claro, muy sutil, casi subliminal, no vaya a ser, siguió explicándose. No vaya a ser qué, me provocó preguntarle, pero volvía a callar esperando que me contra más acerca del despido, lo que hizo a continuación.

El director lo llamó a su oficina. Gritando, al borde de la histeria, le dijo que lo habían llamado de la gobernación para retirarle la pauta publicitaria. Por tu culpa. Por tu puta culpa. ¿Cómo se te ocurre publicar esta cita de mierda? ¡Con razón el negro está arrecho!

Mientras me echaba el cuento hurgaba a en su maletín. Sacó unas páginas de periódico y me mostró una en particular donde había subrayado:

Que sus ideólogos más queridos fueran un par de alemanes que nunca en su vida habían conocido un negro que le cayeran bien era algo que no venia al caso

Es de Junot Díaz y la saqué de La maravillosa vida breve de Óscar Wao, pormenorizó. Y yo le dije ¡wao!, sin que viniera al caso. Por esa cita me echaron., ¿Que te parece?…Bríndame un güisqui. ¡Estoy mamando...!

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