viernes, 18 de abril de 2008

LA MÁQUINA INDESEABLE y 3/ Pablo Antillano

Viene de CEMENTERIO DE BLOQUEADOS/

Las barras brindan espacio y tiempo para borrar los correos indeseados y bloquear a los remitentes más ladillosos. Es un placer adicional para aquellos que se entretienen con su blackberry o navegan con su celular en medio de su mar de e/mails mientras se toman su vodkita y esperan a sus convidados.

Este mecanismo de Bloquear Remitente especialmente diseñado para evitar el correo indeseado en INTERNET tiene hondas raíces en nuestra cultura, inclinada a proteger la privacidad de los ciudadanos del invasivo universo público. Podríamos asociarlo con el ojo mágico o con el timbre del intercomunicador que impide que el vendedor de Electrolux o los inoportunos vendedores de Biblia de los domingos por la mañana lleguen hasta la sala del apartamento. Aunque, hay que reconocerlo, se hace urgente modernizar este sistema para suprimir radicalmente la molestia.

También está emparentado con la contestadora telefónica que permite atender el teléfono una vez que la persona que llama se ha identificado. Si no lo atienden tendrá que conformarse con hablarle a la máquina diabólica. Este concepto, muy cruel y muy útil, evolucionó hacia las pantallas que identifican el número de quien llama, tanto en los celulares como en algunos equipos domésticos (Caller ID).

En su magnífica eficiencia, Bloquear Remitente es comparable con aquella inocente pero intraspasable muralla que solía utilizar el papá de Laurita, en los años previos a la sofisticación electrónica, que cuando sonaba el teléfono simplemente ordenaba: "Diles que no estoy". Y se acabó.

Qué equivocados estábamos quienes pensábamos asi. Una vez que entramo en FACEBOOK para “postear” el Código de Barra, con la intención de sortear los mecanismos evasivos de los bloqueadores compulsivos, nos hemos encontrado con una comunidad que no quiere bloquear a nadie. Que por el contrario da la vida por recibir mensajitos impertinentes, correítos, abracitos, ositos, cadenas y videos . Se llena de “amigos” para que le inoportunen, para que le saturen el correo electrónico, para que no lo dejen sólo en el temible hueco negro del cyberespacio.

Es allí donde la máquina desopilante de Bloquear Remitente, que tanto hemos alabado , ha devenido en trasto inútil, en desecho tecnológico.

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