viernes, 12 de octubre de 2007

LA VIE EN ROSE


Apenas hace pocos días, el 10 de octubre (¿o fue el 9?) se cumplieron 45 años de la fecha en que se dice que sucumbió la gran EDITH PIAF. La duda existe pero la precisión es indiferente, porque, por definición y por pleonasmo, los inmortales no mueren. El 11 se anunció y también se habla que la noticia del fallecimiento provocó el de su gran amigo el cineasta JEAN COCTEAU. Años después, en la misma fecha, falleció su último amante, THÉO SARAPO, veintiún años menor, con quien había casado un año antes, curiosamente, también un 9 de octubre. A estos deudos habría que agregar a otros amantes, de uno y otro sexo, que tuvo en su corta vida: Aznavour, Marcel Cerdan, Marlon Brando, Yves Montand, Jo Moustaki, entre otros famosos, de una mano. De la otra, la también muy célebre: Marlene Dietrich.

¿Recuerdan, antiguos taberneros, cuando de muy jóvenes oían su primer gran éxito, de su propia autoría, La vie en rose? Seguro que si la escucharon, enlatada en aquellos discos de pasta que llamaron long plays, reproducida en algún piano bar caraqueño, o valenciano o maracucho que ya entonces eran para viejos. Después, mucho después, obtuvo otro gran éxito con Non, je ne regrette rien. Para recordar, para oír de nuevo esta última, entren en: http://www.fulanamente.com/ y después de omitir algunas fruslerías que la anteceden en la página, disfrútenla. ¡Los inmortales no mueren!

Edith Piaf


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