jueves, 12 de julio de 2007

ME VOY PA'LA HABANA / Gustavo Méndez


Voy a empezar mi relato con alegría y con afán / en la población de Plato se volvió un hombre caimán».

En registro de ‘conversa de barra’ les cuento sobre caimanes y sobre Aracataca. Este pueblo, conocido como lugar de nacimiento del Gabo, en el lenguaje coloquial de la costa norte colombiana es llamado simplemente como ‘Cataca’. Hubiese sido tan conocido 20 años antes sino se hubiese atravesado el criterio publicitario-comercial del entonces vigoroso cine mexicano.

En los años 40’, el mas prolífico y conocido compositor colombiano, JOSE MARÍA PEÑARANDA, compuso un tema musical que llamó «ME VOY PA’ LA HABANA». En 1949, JUAN OROL la usó para su película “AMOR SALVAJE” en la voz (y con el pasito) de NELSON PINEDO. Los músicos cubanos que la interpretaron, decidieron sustituir a ‘Cataca’ por ‘La Habana’ (óigase: ‘Labana’) que, sin modificar la consonante, utilizaba una palabra decididamente mas familiar. Si el Gabo hubiese nacido y escrito por esas décadas, OROL y compañía no se hubiesen atrevido. Lástima.

Antes, algunos años antes, el mismo OROL había puesto a nuestro KIKO MENDIVE (venezolano nacido en la Habana) a cantar otro tema de Peñaranda: «EL HOMBRE CAIMÁN», conocida entre nosotros —y en los otros 6 idiomas a los que se tradujo— con la reducción «EL CAIMÁN». En “PASIONES TORMENTOSAS” el gran Kiko la canta y la baila nada menos que con la cubana MARIA ANTONIETA PONS.

El porro se basaba en una leyenda popular barranquillera, según la cual el ‘hombre caimán” obtuvo un líquido que lo convertía en cocodrilo (¿en baba, quizás?) y otro que lo regresaba a su estado natural. Un día, al salir del agua y querer echarse el líquido pa’ volverse gente otra vez, se le rompió la botella y sólo una parte del antídoto fue aprovechada: cara de gente y cuerpo de caimán según cantaba Mendive.

El proverbial buen humor de Peñaranda también se reflejó en las entrevistas de prensa. Decía, por ejemplo, para responder a la pregunta ¿cuántos hijos tiene, maestro?: “tengo ocho en casa, tres en los Estados Unidos, tres con el primer matrimonio y aún faltan datos de otros municipios”. Que yo sepa, fue Peñaranda el primer músico que cuando le preguntaban si tocaba por oído o por partituras, respondía: “Por necesidad, por supuesto”. Una nota personal: así me sucede a mí también: la mayoría de las veces escribo por necesidad.

Por supuesto que tocaba varios instrumentos. Antes de decidirse finalmente por el acordeón (¡a los 50 años!) interpretaba la guitarra y la dulzaina. No se que hacía un barranquillero tocando una vaina parecida a la bombarda bretona ... pero con estos tipos no se sabe.

La letra de «El hombre caimán» es de un surrealismo macondiano, descabellado e ingenuo que admite cualquier interpretación. También compuso una cosa que no he oído pero debería ser muy buena (surrealista, como el producto a que se refiere) que llamó: ‘Ópera del mondongo’. El vecino de estas páginas, Raúl Fuentes, especialista de lo segundo y conocedor de lo primero, quizás la haya ‘probado’.

Un video de ‘El Caimán’ con N. Pinedo y la Sonora puede verse en:

http://www.youtube.com/watch?v=XGSS_B0BSiQ. (Obsérvese el 'pasito patentado' con que Pinedo nos regaló durante medio siglo.)

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