

Estaba en
Central Park , haciendo mis ejercicios regulares, cuando el señor japonés tomó esa foto. La madrugada estaba fresca porque el “summer is over” y la adusta postura de
Sir Walter Scott estaba como siempre allí , vigilando a las ardillas , y a los perros , pero sobre todo al número de flexiones que suelo engañar sobre el banco verde identificado con la plaquita de la familia
Emerson. Entonces vino el japonés con su Nikon familiar y “flash”, me agrarró a mí al lado del bronce del autor de Ivanhoe. Ni siquiera fotografió a su hijo amarillo, ni a su esposa amarilla, sino a mí, a mí y a
Sir Walter Scott.El japonés y su cámara deben haber regresado a
Tokio o “wherever” porque yo no dormí en toda la noche y hoy amanecí con tremendo jet lag. Esta mañana no corrí, caminé suavemente el itinerario de siempre y cuando llegué al bronce de
Mr.Scott adiviné que también estaba mareado y que las ardillas extrañaban su mirada fija, que ahora lucía extraviada. No se cómo vamos a hacer para encontrar a este japonés . Que problema.
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