jueves, 21 de febrero de 2008

CARTA/ Phecda Márquez desde Valencia, España

Hola Pablo tuve el placer de compartir con Adriano en mi corta estadia en Venezuela, me lo encontré, como era de esperarse, en una barra de Altamira; fue una tarde deliciosa en la que conversamos de lo humano y lo divino acompañados de una buena botella de vino.

Habia leido este articulo de Juan Cruz que publicó el periódico EL PAIS, hace exactamente un mes, lo había recortado para enviartelo, pero entre una cosa y otra no lo hice, sin embargo cuando hoy leí en el código de barra " A un mes de Adriano " me animé y aquí te lo adjunto.

No se pueden imaginar los escritores del Código de Barra lo felices que nos hacen a aquellos que estamos en la afueras de nuestro querida y amada Venezuela

En verdad felicitaciones, en especial a ti por tanta creatividad ademas de poder reunir a tanta gente tan maravillosa

cariños

Phecda

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1 comentario:

Anónimo dijo...

La autora del texto, venezolana residente en el exterior, según parece, debe ser una de esas exiliadas de segundo grado, indirectas, aventadas al extranjero por la chapucería del gobierno y por la intolerancia que impide a los jóvenes tener una vida pasable en Venezuela y, lo que es peor, un futuro decente. Dice haber sido animada por la nota "A un mes de Adriano" publicada en este blog. Será que la instantaneidad de la literatura electrónica le impidió leerla con detenimiento. De hacerlo, se habría percatado de la impostura. Bajo el pretexto de rendirle homenaje a ADRIANO, ultraja su memoria.

En este caso, no se trata de adscripción a una idea política determinada, sino de tener alguna. Como se sabe, los militares no se distinguen por poseerlas y sus compañeros de ruta, los viejos militantes comunistas sólo tienen un credo, no unas razones. La tercera categoría de arrimados al sabor chavista, los aprovechadores, impostan tenerlas y aprovechan la indefensión de los muertos para hacerles jugar su juego. La operación silogística es simple: ADRIANO era mi amigo; ambos luchamos contra “la tramoya de la política “democrática” de Rómulo Betancourt”; si viviese sería como yo: partidario del gobierno.

La verdad es que, aún desde los años en que transcurre la anécdota contada en “Un mes de Adriano”, el ansia justiciera, redentora y libertaria del poeta ya se había manifestado. El solo título del texto publicado en un periódico cubano de la época es suficiente para ejemplificarlo. Con seudónimo, para simular la intención, insertado ¡en las páginas deportivas!, para protestar contra la represión ejercida por el régimen cubano contra el poeta Heberto Padilla. Se llamó: «“Poeta, Socialismo y Libertad”»


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