
Esto no quiere decir por supuesto que se hayan extinguido el ánimo explorador y las ansias de aventura. ¿Ha cesado acaso el sabroso flujo de adrenalina que nos provocan siempre el riesgo, lo nuevo y lo desconocido? Lo que parece haber cambiado son las rutas, las tribus y los tesoros que lo provocan. ¿Hacia dónde dirigen hoy los jóvenes curiosos su deseo de peregrinaje, sus ansias de descubrimiento, sus deseos por conocer y enfrentar nuevas tribus, su ambiciones de tesoro, sus deseos de conquista ? ¿Hacia dónde prefieren escabullirse los convidados a concentraciones dominicales que llegan en autobuses y en tropel desde todos los rincones del interior del país, financiados por la agencia expedicionaria del Comando Zamora? ¿Ah? ¿Hacia dónde? ¡Piense! ¡Atrévase!…. ¡Exactamente! ¡Hacia el Sambil!… Se ha hecho usted acreedor de un cupón virtual para explorar el fantástico mundo de las barras y su código…
(CONTINUARÁ . PRÓXIMO CAPÍTULO: LA BARRA PORTÁTIL (II) , EL CAFÉ DU LOUVRE)
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