tag:blogger.com,1999:blog-2033630157410933.post7107056124675050297..comments2023-07-05T09:39:48.587-04:00Comments on CODIGO DE BARRA: EL GATO SIN NOMBRE/ Raúl FuentesCODIGO DE BARRAhttp://www.blogger.com/profile/10940499503897714289noreply@blogger.comBlogger5125tag:blogger.com,1999:blog-2033630157410933.post-43696576669362941582008-04-16T22:10:00.000-04:302008-04-16T22:10:00.000-04:30Antonio Izsak wroteat 8:32pm Muy bueno el artículo...Antonio Izsak wrote<BR/>at 8:32pm <BR/>Muy bueno el artículo. Me trajo memorias de ese sitio adonde iba de pequeño con mi papá que era hungaro. Hay una mención al Paprika. A ese fui mas con mis amigos de la época, entre ellos Raúl Valera, hoy fallecido. También estaba el Chicken Bar en Sabana Grande en el mismo estilo pero mas restaurante. Lo curioso es que los tres eran de hungarosAnonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2033630157410933.post-61755478110703784952008-04-16T22:09:00.000-04:302008-04-16T22:09:00.000-04:30Como es posible, caro Raul , que no hayas incluido...Como es posible, caro Raul , que no hayas incluido entre las delicias del Gato Pescador aquellos sus famosos Fatanyeiros, que la maledicencia del lugar y de la epoca aseguraba que estaban compuestos, entre otra viandas, de gato y de pescado. Saludos amigo y te recuerdo que el Pez que fuma era un burdel guaireño y no caraqueño. Viejo es viejo manque se sfeite la papada.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2033630157410933.post-38557830335518497482008-04-16T11:52:00.000-04:302008-04-16T11:52:00.000-04:30Negro usted si escribe bonito, que envidia.Por cie...Negro usted si escribe bonito, que envidia.<BR/>Por cierto te estas blanqueando con los años, sera que eres paciente de la misma clinica que Michel Jackson, ja,ja,<BR/>Un abrazo desde MiamiAnonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2033630157410933.post-29879933999581932812008-04-16T11:21:00.000-04:302008-04-16T11:21:00.000-04:30Una de las cosas memorables del Gato Pescador era ...Una de las cosas memorables del Gato Pescador era su ubicación en una callecita lateral , paralela a la Plaza Venezuela . A unas dos cuadras de Sabana Grande, orillaba el localcito, mínimo y alargado como una cueva sin fondo, una calle sin mucho carro ni transeúnte. De día, los vecinos despuntaban junto a los usuarios de una lavandería automática que pululaba de estudiantes y solitarios de la zona, entre ellos, mi persona. Un inmenso árbol, si mal no recuerdo, de caucho, hojas inmensas y quebradizas cuando secaban sobre las acera, arrancaba la estabilidad con su inmensa raíz y obligaba a ubicar las mesas de manera que no se inclinasen. Estas, las mesas de afuera, eran a lo sumo dos o tres. No muy lejos el Tic Tac hacía de las suyas. Si no había puesto en el Gato Pescador estaba el Tic Tac para una cerveza o algo más poderoso; si no había, siempre estaba el Soledad, Y si no había por esos lados, pues el Chicken Bar con sus pasteles de chocolate podía servir, si se deseaba ingerir algo serio.. El Ebro todavía existía. Conversar era la nota. El nombre, el árbol, los amigos suplían una cocina casera aceptable, pero no extraordinaria. Podría decirse que era honesta en el sentido de que no escamoteaba los sabores con ficciones afrancesadas.La amabilidad era real y sólo había que asegurarse de no pasarse de tragos y regresar tranquilos a casa a rememorar las historias compartidas. ¡Na zdarovia!!Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2033630157410933.post-68832219717995094522008-04-16T11:20:00.000-04:302008-04-16T11:20:00.000-04:30Pequeño local mágico, situado en un espacio de tie...Pequeño local mágico, situado en un espacio de tiempo perecedero, efímero como nosotros. Nadie excepto yo había nacido. Deambulaba como un gato salvaje por las aceras vecinas al local en mi camino a la Universidad. De día los veía trabajar recogiendo los restos de la noche anterior. Nunca faltó una sonrisa.Al atardecer,al regresar de la Escuela de Letras, las mesitas, escasas en la acera, se ofrecían luchando por alcanzar una horinzontalidad peleada con las raíces de la mata de caucho, siempre más grande que el día anterior. La comida era aceptable, para quien no aspirara a experimentar grandes esbozos geniales. Bien hecha, simple, recordaba el cálido fogón hogareño y cotidiano. La bebida, común y alcanzable. En ocasiones algún buen vino hacía su aparición y se disfrutaba. Lo mejor era la compañía, la gentileza y las conversaciones de barra, interminables, que se desarrollaban entre los miembros de barra, los parroquianos de las mesitas interiores. <BR/>Inolvidable trozo de Caracas desde donde divisar el cielo y un cachito de luna tembolorosa cuando dominaban las brumas.Anonymousnoreply@blogger.com